Seguridad alimentaria: Nuestras soluciones están en la naturaleza

Miguel Equihua Zamora y Griselda Benítez Badillo

La FAO estableció este 2020 como el Año Internacional de la Sanidad Vegetal para concientizar al mundo de proteger la salud de las plantas para erradicar el hambre, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico, valorando la relevancia de la conservación de los ecosistemas en nuestras vidas. Además, este año se celebra, en el marco de la Convención de Diversidad Biológica, el Día Internacional de la Diversidad Biológica con el tema “Nuestras soluciones están en la naturaleza”.

La idea surgió del interés en hacernos ver que muchos de los desafíos a la sustentabilidad que estamos enfrentando, tienen alternativas de solución incorporando la vitalidad de los ecosistemas en la concepción del desarrollo tecnológico. Nuestras soluciones están en la naturaleza, emerge como un concepto que abarca acciones que se apoyan en los ecosistemas y en los beneficios que estos proveen, para responder a diversos desafíos de la sociedad como son el cambio climático, la seguridad alimentaria o el riesgo de desastres (IUCN,https://www.iucn.org/node/28778). El concepto incluye “enfoques diferentes que nacen de distintas disciplinas pero comparten un mismo interés en utilizar las funciones de los ecosistemas para resolver los problemas que enfrentamos, en lugar de depender solamente de soluciones convencionales”.

Particularmente la seguridad alimentaria es de gran preocupación, Qu Dongyu, actual Director General de la FAO, ha destacado el papel clave de la agricultura en las soluciones basadas en la naturaleza para hacer frente al cambio climático. En el marco de la COP25 de la convención sobre cambio climático, se propuso transformar el sistema alimentario al “reestructurar las cadenas de producción de alimentos, las cadenas de valor y las de suministro" así como proteger a la biodiversidad al rediseñar sistemas alimentarios sostenibles que mejoren la producción agrícola y la nutrición. Existe mucha tensión para producir alimentos. Los agricultores y productores se enfrentan a un clima cambiante. El cambio climático está provocando escasez de agua en muchos lugares y las prácticas agrícolas convencionales han inducido en muchos casos la degradación del suelo (http://www.fao.org/3/CA2525EN/ca2525en.pdf). En términos generales la agricultura utiliza 70% del agua dulce que utilizamos los humanos, lo que representa el 2.5% de toda el agua del planeta, una grave preocupación en un mundo en el que el agua dulce es cada vez más escasa. Los seres humanos hemos abierto a la agricultura 12% de la superficie terrestre del planeta, probablemente toda la que es posible utilizar para este fin en el planeta entero (http://www.gatesnotes.com/Books/ Energy/Harvesting-The-Biosphere), aunque hay algo de debate al respecto.

Los suelos agrícolas no están libres de problemas. En el planeta, un tercio de ellos están degradados. Es cierto que no toda la agricultura depende del suelo, pero alrededor del 95% de los alimentos que consumimos se cultivan en tierra. Modificar las prácticas convencionales con el ánimo de encontrar “soluciones en la naturaleza”, deberá protegerlos, además de reducir los volúmenes de agua que se desperdician. Se propone que bajo el concepto de soluciones basadas en la naturaleza podremos encontrar respuesta al cambio climático y en general al desarrollo sostenible. En el caso de la producción agrícola habría que tener una mente abierta que incluya al conocimiento tradicional. La meta es desarrollar nuevas habilidades y capacitaciones para salvaguardar los ecosistemas de los que depende la producción alimentaria. Si logramos eso, nuestras prácticas proveerán lo que necesitamos, preservaremos nuestros recursos naturales y a la vez mejoraremos el estado y la calidad de los ecosistemas a nuestro derredor.

La situación que vivimos con la pandemia de la COVID-19 nos está haciendo ver que nuestras prácticas de mercado convencionales hacen que esté en riesgo el suministro de alimentos, sobre todo para los productos perecederos como frutas, verduras, carne, pescado, leche, etc. La pandemia exige mayores controles en su transporte. Las cadenas de producción están afectadas, pues hay menos mano de obra disponible y los agricultores que manejan la gran mayoría de los productos agrícolas están parados. La FAO ha expresado al respecto preocupación por el acceso a alimentos a mediano y largo plazo, especialmente para las poblaciones más vulnerables. El hambre y la desnutrición, que actualmente afecta a más de 850 millones de personas, no debe ser percibida únicamente como “problemas sociales, humanitarios o técnicos”, no puede ser reducida sólo a la perspectiva agronómica, o médico-nutrimental. Hay que aceptar que se origina en la falla de los sistemas económicos de producción, distribución y acceso al alimento. La monopolización de la producción y distribución de alimentos en unas cuantas empresas que las controlan nos ha conducido a un mundo en el que se expanden las enfermedades metabólicas como la obesidad, la hipertensión y la diabetes. La producción masificada también es propicio para la gestación de enfermedades infecciosas emergentes (vacas locas BSE, gripe A H1N1 en 2009 por ejemplo). ¿Cómo habremos de enfrentar estos desafíos?, quizás es un llamado a reflexionar sobre la producción masiva de alimentos y repensar el papel de una producción local y hasta “personal”.

Hay sistemas de cultivo que armonizan naturaleza y cultura. Aprovechan así el potencial del medio ambiente y demuestran que el conocimiento tradicional de los campesinos puede ser base de una agricultura sostenible que además considera el beneficio de las generaciones venideras. En México el cultivo de muchas especies autóctonas que han podido sobrevivir en las condiciones climáticas más extremas, protegen la biodiversidad de la zona donde se practica. Desafortunadamente, el capital natural rara vez se ha incorporado en la toma de decisiones decididamente. Si las actividades productivas adoptaran enfoques basados en naturaleza para mantener y restablecer componentes del entorno silvestre, se podrían preservar los hábitats, reducir las emisiones de carbono y reducir la pérdida de diversidad biológica. Al impedir la pérdida del patrimonio biológico y promover su estudio, podríamos mantener condiciones de vida para nosotros mismos en la biosfera terrestre. No olvidemos que además, el estudio de los organismos es fuente de materias primas nuevas, especialmente las que tienen actividad biológica dentro de nuestro organismos y por tanto tienen valor medicinal y en la promoción de nuestra salud. El llamado a idear soluciones basadas en naturaleza da oportunidad de apreciar que el fenómeno de la vida en la Tierra a producido lazos extensos en la biosfera. Comprender estos lazos y aprender a gestionarlos es el desafío de los nuevos diseños tecnológicos que el siglo XXI está exigiendo a la humanidad en su conjunto. ¿Sabremos rediseñar nuestras sociedades al mismo tiempo que reinventamos nuestra relación con los ecosistemas a nuestro alrededor?

UICN propone considerar las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) como un concepto general. Categorías y ejemplos de SBN enfoques según la UICN incluyen:

 

Categoría de enfoques SBN

Ejemplos

Restauración del ecosistema enfoques

La restauración ecológica; Ingeniería ecológica; Restauración del paisaje forestal

enfoques relacionados con el ecosistema de temas específicos

la adaptación basada en los ecosistemas; mitigación basada en los ecosistemas; servicios de adaptación al clima; la reducción del riesgo de desastres basada en los ecosistemas

enfoques relacionados con la infraestructura

infraestructura natural; infraestructura verde

Gestión basada en los ecosistemas enfoques

La gestión integrada de las zonas costeras; La gestión integrada de los

recursos hídricos

enfoques de protección de ecosistemas

enfoques de conservación basados en áreas que incluyen la gestión

de áreas protegidas

 

Eggermont, Hilde; Balian, Estelle; Azevedo, José Manuel N.; Beumer, Victor; Brodin, Tomas; Claudet, Joachim; Fady, Bruno; Grube, Martin; Keune, Hans (2015). "Nature-based Solutions: New Influence for Environmental Management and Research in Europe". Gaia - Ecological Perspectives for Science and Society. 24 (4): 243–248. doi:10.14512/gaia.24.4.9. hdl:10400.3/4170.