La “primavera de playa” invade

Juan B. Gallego-Fernández, M. Luisa Martínez, José G. García-Franco 

Las especies invasoras son plantas, animales, u otros organismos que se han introducido fuera de su área de distribución natural. Aunque los ambientes nuevos son diferentes de los nativos, las condiciones son lo suficientemente adecuadas como para que las invasoras se reproduzcan y expandan exitosamente. Cuando alcanzan una abundancia excesiva, la diversidad y el funcionamiento de los ecosistemas invadidos se pueden alterar drásticamente.

El problema de las invasiones biológicas está muy relacionado con los humanos, ya que frecuentemente trasportamos e introducimos a las especies de manera intencional o accidental. Por ejemplo, la “introducción intencional” de conejos desde Europa hacia Australia, se realizó para que los colonizadores europeos siguieran cazando conejos en este continente. Los conejos se multiplicaron y se convirtieron en una plaga y un problema para la flora y fauna australianas. Por otro lado, las “introducciones no intencionales”, ocurren de manera accidental cuando las especies viajan, por ejemplo, como polizontes en los barcos que navegan por todo el mundo, alcanzando diversas costas y continentes.

Ya sea de manera intencional o accidental, lo cierto es que el traslado e introducción de especies invasoras son eventos muy comunes. El impacto en las nuevas áreas es tan alto, que se considera que las invasiones biológicas también son una de las causas de la actual extinción masiva de especies que está ocurriendo en el planeta. Además de los problemas ecológicos, las especies invasoras también producen daños económicos, ya que pueden afectar las actividades agropecuarias y la salud pública, al convertirse en plagas de cultivos o enfermedades de las poblaciones humanas.

Algunas especies invasoras pueden llegar a establecerse por todo el planeta. Un ejemplo de ello es una planta mexicana de vistosas flores amarillas que está invadiendo las playas del mundo, la primavera crepuscular de playa (Oenothera drummondii para los científicos). Esta hierba es originaria de las playas del Golfo de México donde es escasa y difícil de encontrar. Sin embargo, en las costas de España, Australia, China e Israel, puede llegar a ser muy abundante. Se desconoce cómo llegó a esos países tan distantes, pero pudo ocurrir por medio del lastre que utilizan los barcos mercantes. En la primera mitad del siglo XX, estos barcos cargaban y descargaban arena para balancearse y navegar seguros, de manera que es muy posible que también transportaran a las semillas de esta planta, que son del tamaño de un grano de arena.

Así, muy pronto empezó la colonización de la primavera crepuscular de playa conforme las semillas llegaron a sus nuevos destinos y germinaron rápidamente y en gran número.

En menos de un año, las nuevas plantas eran adultos reproductivos, llegando a producir entre 6,000 y 28,000 semillas por planta.

Otro aspecto interesante es la polinización. Las flores abren durante la noche, y en México son polinizadas por una mariposa nocturna que no está presente en España, lo que podría haber representado un problema para la reproducción. Pero no lo fue. En este país invadido por la “primavera crepuscular de playa” son otros los animales encargados de la polinización. Se ha observado que las abejas visitan a las flores. Además, las liebres también se deleitan comiendo los pétalos y al hacerlo, el polen se adhiere a los pelos del hocico favoreciendo la polinización.

Un último factor responsable del éxito invasor de la “primavera crepuscular de playa” también está relacionado con las liebres y conejos, a los que les gusta consumir los frutos de la planta. Entonces, al moverse y depositar sus heces en otros lados dispersan las semillas a lo largo de la playa y dunas. Estas semillas transportadas en el excremento también germinan exitosamente. Es decir, las liebres y los conejos ayudan a que las plantas se reproduzcan y colonicen exitosamente nuevos lugares.

El problema de la invasión de la primavera crepuscular de playa es que, al ser tan abundante y exitosa, está eliminando a las especies originales, modificando además el funcionamiento de la playa y las dunas en los países invadidos. Su control y eliminación es difícil y costoso, por lo que ha requerido numerosos estudios para conocer a la especie y comprender sus mecanismos de invasión. Estos trabajos se desarrollan en colaboración entre México (INECOL) y España (Universidad de Sevilla), esperando hacer propuestas adecuadas de control y manejo, para evitar una mayor expansión de la especie.