Energía del océano como alternativa

Ma. Luisa Martínez (Instituto de Ecología, A.C., Red de Ecología Funcional)

Rodolfo Silva (Instituto de Ingeniería, UNAM, Laboratorio de Costas y Puertos)

En 1988, a petición de los países miembros de las Naciones Unidas, y en colaboración con la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se creó el Panel Intergubernamental del Cambio Climático. El Panel está constituido por centenares de científicos expertos quienes trabajan para realizar evaluaciones exhaustivas sobre el riesgo de cambio climático provocado por las actividades humanas, así como las potenciales consecuencias socioeconómicas y ambientales y acciones para enfrentar el problema.

Uno de los hallazgos más relevantes es la relación que se ha observado entre el incremento de CO2 en la atmósfera y el aumento de la temperatura en el planeta. Por ello, numerosos países, incluido México, han firmado Acuerdos Internacionales para la disminución de CO2 en nuestra atmósfera, tales como La Cumbre de Río de Janeiro (1992) y el Protocolo de Kioto en 1999.

De manera predominante, la energía eléctrica se obtiene a partir del petróleo y del carbón, lo cual produce elevadas cantidades de CO2 que contribuyen con el cambio climático. Por ello es urgente contar con mecanismos de generación de energía que sean sustentables y amigables con el ambiente, sin emitir CO2 hacia la atmósfera. Hasta el momento, las alternativas más estudiadas y utilizadas son el aprovechamiento de las energías hidráulica, solar y del viento. Recientemente la generación de energía eléctrica a partir de los océanos se está promoviendo a nivel mundial.

Sin duda, los océanos ofrecen una oportunidad que nos permitirá obtener energía a partir del movimiento de las olas, las corrientes marinas, las mareas y los vientos. Sin embargo, además de no emitir CO2, el despliegue de estas tecnologías también debe llevar implícita la conservación de los ecosistemas naturales, por lo que es fundamental analizar sus posibles impactos para determinar las estrategias de prevención y mitigación. Por lo reciente de estas tecnologías no se tienen evaluaciones exhaustivas sobre sus impactos en el ambiente, pero se pueden hacer proyecciones sobre las posibles consecuencias a partir del conocimiento generado hasta el momento.

En México, en una visión comprometida con el ambiente, y para cumplir con los acuerdos internacionales que hemos firmado, en 2015 se fundaron los Centros Mexicanos de Innovación en Energía (CEMIEs). Estos centros se enfocan en desarrollar el conocimiento y la tecnología necesarios para producir energía eléctrica a partir de fuentes naturales, no contaminantes, y amigables con el ambiente, como son: biocombustibles, viento, geotérmica, solar y del océano.

El CEMIE-Océano es un equipo de trabajo conformado por 42 instituciones académicas (entre ellas, el INECOL); y más de 200 investigadores ubicados a lo largo de 19 estados. Es un grupo interdisciplinario que incluye diversas disciplinas como son: ingeniería (dedicados al desarrollo de las nuevas tecnologías); oceanografía (dedicados al estudio del océano); química (para el estudio de los materiales que se utilizarán). Así mismo, y por el compromiso con el desarrollo de tecnología que no afecte negativamente al ambiente, en el CEMIE-Océano también participa un conjunto de expertos que analizan el componente ambiental. En este grupo se están desarrollando trabajos de gran relevancia como son:

a) la descripción geomorfológica de las costas, para detectar zonas de mayor potencial de generación de energía oceánica;

b) análisis de la flora y fauna (incluyendo tortugas, aves y mamíferos) para identificar zonas de alta vulnerabilidad a los cambios generados por la instalación de dispositivos generadores de energía;

c) análisis del clima de la zona costera y exploración de mecanismos para hacer un uso eficiente de la energía;

d) análisis de los procesos para el desarrollo de la tecnología y su impacto en el ambiente;

e) estudios con las poblaciones para determinar su percepción sobre las nuevas tecnologías.

La energía del océano es una apuesta hacia el futuro, y ofrece la oportunidad única de desarrollar tecnologías en armonía con el ambiente y en las que México puede ser líder.

 

Figuras

Figura 1. El movimiento de las olas puede generar energía eléctrica (Foto internet)

Figura 2. Dispositivo de aprovechamiento de oleaje instalado en octubre de 2018 en Acapulco, Guerrero (Foto: R. Silva, CEMIE-Océano)

Figura 3. El uso de esta nueva tecnología debe estar en armonía con el ambiente, sin alterarlo (Foto: F. González, CEMIE-Océano)