Abejas: joyas de nuestros bosques

Raúl Badillo Montaño, Jessica C. F. Falcão, Sandra M. Ospina Garcés, Anel E. García Ramírez, Brian A. Jiménez Vázquez, Justo A. Reyes, Luis G. Narváez Vázquez, Luis A. Sánchez Tolentino, Andrés Lira-Noriega

Cuando pensamos en abejas casi siempre hablamos de las típicas melíferas de color amarillo con negro, pero su diversidad es mucho más grande de lo que crees. Hay un grupo particularmente atractivo con coloraciones muy vistosas conocidas comúnmente como abejas de las orquídeas, cuyos tamaños van de los 8 a 30 milímetros, y las personas que nos dedicamos a estudiarlas las llamamos euglosinos, lo cual significa “con lengua verdadera”.

El grupo de los euglosinos está compuesto por cinco géneros y hay entre 200 y 240 especies conocidas, por lo que es probable que ya te hayas encontrado con estas abejas, ya que ellas sólo viven en el continente americano: desde el norte de México hasta Argentina (aunque una especie fue introducida a Estados Unidos, y ahora vive en Florida).

¿Cómo las podemos reconocer? El género Eulaema es parecida a la abeja melífera que siempre dibujamos o nos encontramos en las flores, pero con un cuerpo tan grande como el de un abejorro (jicote) y de coloración negra y amarilla principalmente. El género Euglossa es muy diferente, sus colores van desde un verde brillante, a tonos azules o rojos metálicos, y algunas especies tienen lenguas tan largas que rebasan el tamaño de su propio cuerpo. Ahora imagina que haces una mezcla entre estos dos géneros, y lo que obtienes son abejas de colores metálicos morados y verdes, cubiertas de pelos marrones, amarillos y negros. Pues estas abejas sí existen y su género se llama Eufriesea. Los dos géneros faltantes son de colores verde brillante metálicos y se llaman Aglae y Exaerete. Estas abejas son las abusivas del grupo ya que invaden los nidos de abejas Eulaemas y Eufrieseas, pues se comen o matan sus huevos para poner los suyos y aprovechar del cuidado parental que aquellas ofrecen. Este fenómeno se conoce como cleptoparasitismo y también se presenta en otros grupos taxonómicos.

Al igual que otras abejas, los euglosinos colectan néctar, polen y resina de las plantas; para ello, estos pequeños y poderosos voladores, recorren grandes distancias al día. Tan solo una hembra puede cubrir un área de más de 1000 km2 al día en busca de alimento. Durante estos incansables vuelos, cada abeja satisface las necesidades de polinización de muchas flores, especialmente orquídeas, de las cuales se estima que al menos un 10% de ellas son dependientes exclusivas de estas abejas. Por otro lado, los machos de estas abejas parecen ser únicos entre todas las demás especies, ya que gran parte de su vida la dedican a colectar sustancias químicas, por lo general volátiles y fragantes, algunas con olores agradables como vainilla o canela, y otros muy desagradables como el olor a carne podrida. Estas sustancias son almacenadas en unas fibras enmarañadas de sus patas posteriores especializadas en conservar estas sustancias. Estas sustancias finalmente pueden servirles a los machos para atraer a las hembras.

Pero… ¿dónde viven las abejas de las orquídeas? Además de su amplia extensión latitudinal, a estas abejas es posible encontrarlas desde tierras bajas a nivel del mar hasta las altas montañas tropicales a los 2700 metros de altitud. Un ecosistema donde se pueden encontrar a estas abejas es en el Bosque Mesófilo de Montaña (BMM). El BMM representa aproximadamente el 1% del territorio en México y es uno de los tipos de vegetación con mayor diversidad de euglosinos. Desafortunadamente, el BMM es uno de los ecosistemas más amenazados debido a factores como el crecimiento de la mancha urbana y el cambio de uso de suelo, por lo que la vulnerabilidad de las abejas de las orquídeas en el BMM es alta. El BMM de la ciudad de Xalapa, Veracruz alberga aproximadamente 14 especies de abejas de orquídeas, las cuales viven en ambientes muy variados que van desde pequeños parques inmersos en la ciudad hasta grandes extensiones de bosque que se van abriendo paso al alrededor de la ciudad. Por tanto, te invitamos a que un día salgas y explores qué abejas rondan las flores, seguramente encontrarás muchos euglosinos.

Durante el último año en el laboratorio de Biogeografía del Instituto de Ecología, A.C. (INECOL), hemos dedicado parte de nuestro tiempo en la investigación para entender cuál es la diversidad y el estado de salud de las especies de euglosinos en el BMM de la ciudad de Xalapa, hemos evaluado cómo diferentes aspectos del paisaje, tales como la cobertura de bosque o la fragmentación del hábitat afectan a estos importantes polinizadores. Con ello intentamos aprender más acerca de lo que estas aguerridas y fuertes abejas, a las que hemos denominado “las joyas de nuestros bosques”, necesitan para permanecer sanas y ayudar a mantener su hábitat en buenas condiciones. Aprender sobre la diversidad y la salud de estas abejas ante la denominada crisis de los polinizadores es vital para el mantenimiento de la biodiversidad.

 

Referencias bibliográficas

  • Potts, S. G., Biesmeijer, J. C., Kremen, C., Neumann, P., Schweiger, O., & Kunin, W. E. (2010). Global pollinator declines: trends, impacts and drivers. Trends in ecology & evolution, 25(6), 345-353.
  • Ramirez, S. R., Roubik, D. W., Skov, C., & Pierce, N. E. (2010). Phylogeny, diversification patterns and historical biogeography of euglossine orchid bees (Hymenoptera: Apidae). Biological Journal of the Linnean Society, 100(3), 552-572.
  • Roubik, D. W., & Hanson, P. E. (2004). Abejas de orquídeas de la América tropical: Biología y guía de campo. Editorial INBio

 

Pies de figuras

Figura 1. Géneros y especies de euglosinos con distribución en México. (Foto: M. Pale Rivas).

Figura 2. Especies de Euglossa visitando flor de Martynia annua (A) y flores de la orquídea Lycaste cruenta (B). (Fotos: A. Falcón Brindis y A. Jiménez Vázquez).

Figura 3. Fragmento de Bosque Mesófilo de Montaña donde se han colectado euglosinos en la Ciudad de Xalapa, Veracruz, México (Foto: A. Lira Noriega).