Vida microscrópica de las zonas arqueológicas

Dra. Mónica Ramírez-Vázquez

Las zonas arqueológicas fueron el hogar de nuestros antepasados y lo que hoy nos identifica como nación. México cuenta con un gran número de estas obras de arte y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tiene bajo su resguardo y abiertas al público aproximadamente 180 distribuidas a lo largo y ancho del territorio nacional. Cuando estos sitios fueron abandonados por los diversos grupos culturales, esas impactantes construcciones de roca que actualmente podemos apreciar, estaban cubiertas por tierra y vegetación, y así estuvieron por muchos años hasta ser encontradas. Hoy día, estos monumentos están expuestos a varios factores como el viento, la lluvia, la radiación solar, entre otros; que al mismo tiempo, han propiciado el refugio perfecto para alojar otro tipo vida, el “moho”.

 

Lo que conocemos como “moho” es una capa o varias capas de una comunidad de organismos microscópicos (bacterias, algas, hongos, protozoarios, etc.), a lo que llamaremos biopelículas. Este tipo de asociaciones son muy complejas, se acompañan y protegen gracias a una cubierta muy resistente que las envuelve y de pigmentos propios de los organismos, que evitan la deshidratación de las células y el paso de la luz ultravioleta. Las biopelículas suelen vivir sobre muchos sustratos, pero tienen preferencia en aquellos donde hay grietas o en material muy poroso. Puede desarrollarse y crecer de manera superficial o bien en el interior del material arqueológico (estuco y mortero). El aspecto que se logra ver a simple vista, son manchones de color negro o naranja y en otros casos su aspecto es de color verde botella.

La presencia de estas asociaciones causa gran preocupación entre Arqueólogos y Restauradores, ya que han relacionado a las biopelículas como los posibles actores en procesos de deterioro de materiales arqueológicos. Tal es su inquietud que por más de dos décadas el proceso de deterioro de Monumentos Históricos está en la mira de especialistas y ha logrado conjuntar esfuerzos multidisciplinarios a nivel global para rescatar, conservar y mantener a salvo el Patrimonio Cultural.

Al contrario de las otras disciplinas, como biólogos nos surgen muchas preguntas sobre esa gran preocupación: ¿cómo comprobar que el deterioro es causado por el “moho”?, ¿quiénes son esos microhabitantes de las Zonas Arqueológicas? y ¿realmente es deterioro o protección?. Para atender a estas preguntas, conocer la vida microscópica de las biopelículas y participar en la toma de decisiones para la Conservación de las Zonas Arqueológicas, recurrimos a técnicas de Microscopía Avanzada (Confocal, Microscopía Electrónica de Barrido, Transmisión y Difracción de rayos X). Cada una de estas técnicas brinda información sobre la arquitectura, los efectos químicos y mecánicos, así como el grado de desgaste del sustrato.

La microscopía Confocal sirve para obtener reconstrucciones en 2D y 3D de la organización de la bioplicula; la microscopía electrónica de barrido, ayuda a revisar la relación entre las biopelículas y el sustrato colonizado además visualizar el aspecto general de la biopelícula; la Difracción de Rayos X , es para obtener el análisis de los elementos químicos presentes de los sustratos. Y finalmente con la microscopia electrónica de transmisión podemos analizar los efectos o alteraciones ultraestructurales cuando se han empleado distintos tratamientos en el control de las biopelículas.

Un caso particular, por ser pionero en México en el uso de estas técnicas de microscopía para el estudio de las biopelículas, es el que se realizó en las Zonas Arqueológicas de Palenque, Bonampak y Yaxchilán (Chiapas). Sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y de gran importancia turística. Aquí la vida microscópica encontrada fueron principalmente cianobacterias y microalgas. Una vez finalizado el análisis de las biopelículas, podemos concluir, que si bien es cierto que parte del deterioro que sufren las zonas arqueológicas del país es debido a la presencia de ciertas biopelículas; también es cierto, que existen otras que ayudan a evitar el desgaste causado por la lluvia o el viento.

 

Pie de fotos

Foto 1: Microscopía confocal.  Máxima proyección de una biopelícula. Diferencia de colores indica: blanco-sustrato; rosa-células de microalgas. (página de inicio)Vista general de las biopelículas (Palenque 2007)

Foto 2:  Vista general de las biopelículas (Palenque 2007)

Foto 3: Microscopía electónica de barrido.  Aspecto general de la biopelícula. Formación de esponagio de una microalga verde

Foto 4: Microscopía electrónica de transmisión.  Ultraestructura de células que han sido sometidas a tratamienos de luz.