Cambio climático, manejo costero y pesca: desafío integral

Dr. Alejandro Yáñez-Arancibia

El cambio climático está actualmente en su fase de ascenso, trayectoria que difícilmente cambiará en las próximas décadas. El paso inmediato es la información documentada para estudiantes, ciudadanía, académicos, sector público y privado, y medios de comunicación, hacia la formulación de medidas de mitigación, que deben partir de la planificación ambiental estratégica para fortalecer el diseño de políticas públicas que conduzcan hacia la gestión y el manejo integrado de las zonas costeras de América Latina. 

 

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) declaró que el rápido calentamiento global ha propiciado los impactos sobre los océanos, amenazando tanto la vida marina y las personas que habitan en las regiones costeras y las comunidades pesqueras. Más de 500 millones de personas en los países en desarrollo dependen directamente de las zonas costeras y marinas, por sus recursos pesqueros para el sustento y el espacio de esparcimiento social. 

Los fenómenos asociados con estos cambios afectan el ambiente físico y biológico, las condiciones de vida de la sociedad y el desarrollo económico de las ciudades. Actualmente, ciudades costeras experimentan un rápido crecimiento poblacional y un incremento en las inversiones del sector privado, convirtiéndose en importantes motores de desarrollo para la economía de los países Latinoamericanos. En contraste, los actuales procesos de manejo integrado de zonas costeras y sus Áreas Naturales Protegidas (ANP), tienen incipientes acercamientos a incluir dentro del ciclo de manejo y los impactos por cambio climático el papel de las ANP, así como documentar la relevancia de las especies centinela (faunísticas y florísticas) que están indicando de manera anticipada a la sociedad los cambios ambientales. 

Debido a la complejidad y variabilidad regional de los ecosistemas costeros y marinos y sus respuestas al cambio climático, es difícil proporcionar estrategias de gestión ambiental y adaptación para el manejo costero, y la administración detallada de la pesca o extracción de biomasa útil para la sociedad. Pero es posible sugerir atributos de gestión, tales como la flexibilidad, la capacidad de adaptación a la nueva información sobre el ecosistema marino, y la transparencia en el uso de la información para la gobernanza que puede ser útil hacia establecer una política ambiental sostenible en materia de cambio climático. 

Así mismo, los estudios muestran que el clima tiene el mayor impacto económico sobre la pesca regional, además de los países de Asia, el Sahel occidental (costa del Sahara), las regiones costeras tropicales de América, así como en algunos países y estados insulares en el Caribe y la Polinesia. Las comunidades pesqueras costeras y de los países dependientes de la pesca son esencialmente vulnerables al cambio climático, y la magnitud de este impacto debe ser plenamente investigada y debatida. 

Los impactos del cambio climático pueden ser abordados a través de las estrategias de adaptación y mitigación. Los costos y beneficios de la adaptación/mitigación son esencialmente locales o nacionales; mientras que los beneficios son globales y transnacionales. 

 

Oportunidad de Desarrollo 

El enfoque de intercambio de experiencias nacionales e internacionales contribuye a generar información inter calibrada para la planificación, ordenamiento y en general en el manejo costero integrado (MCI), el manejo de pesquerías (MP) y el cuidado de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) costero-marinas. Esto es básico para comprender los aspectos de mitigación, adaptación y resiliencia, frente a las variables climáticas y sus impactos. El esfuerzo de las reuniones científicas, como Seminarios, Coloquios, Congresos, etc., contribuye a comprender que los límites del crecimiento socio económico -bajo cualquier circunstancia- los impone la integridad ecológica de la naturaleza. Por ejemplo, la productividad de la pesca siempre se ha relacionado con el clima. La abundancia y biomasa de las diferentes especies de la pesca varían de acuerdo con las condiciones ambientales, la calidad de las aguas, y la integridad ecosistémica de los hábitats críticos de la zona costera. El éxito de las capturas dependerá cada vez más de la capacidad de previsión adecuada de los fenómenos meteorológicos y su variabilidad. El calentamiento global también implica un aumento en el nivel del mar produciendo una gran pérdida de hábitats esenciales para decenas de especies que dependen de esos ambientes (p. ej., ANP costero-marinas). 

La evolución conceptual y terminológica del manejo integrado de la zona costera se ha marcado con claridad desde los años 70's a los 2000's. Ver Figura. En estos últimos 15 a 20 años se manifiesta con la tendencia a explotar y preservar recursos costeros, proteger y preservar hábitats costeros. Pero esencialmente abordar la integridad ecológica y la evaluación ambiental estratégica en los programas de manejo con enfoque de ecosistema. Con ello se previene minimizar los conflictos entre usos y usuarios. Adicionalmente, frente a la presión del Antropoceno desde la última década el MCI predispone incorporar todos los componentes del ecosistema, el hombre y todas las especies, las interrelaciones físicas, biológicas, sociales, económicas y jurídicas. Marcando límites geográficos naturales más que fronteras políticas arbitrarias e intentando integrar el MCI con el manejo oceánico litoral de regiones marinas ecológicamente integradas, conocido como los LME (Large Marine Ecosystemhttp://www.unep.org/regionalseas/Issues/ecosystems/LMEs/default.asp).  

Las comunidades pesqueras de los países dependientes de la pesca son muy vulnerables al cambio climático y la magnitud del impacto debe ser plenamente investigada y debatida. Algunos recursos pesqueros se están “reubicando”.  Y en esto no todo son malas noticias. En el Sureste del Atlántico de Estados Unidos (Carolina del Norte, Carolina del Sur, Georgia), la NOAA ha encontrado 100 familias adicionales de larvas de peces que significan >27% que lo reportado en los años 90’s predisponiendo gran concentración de ictioplancton. Como consecuencia la pesquería es ahora mucho más diversa  y asociado con el aumento de la temperatura y corrientes Eddies en  la Corriente del Golfo que circula por aquellas latitudes costeras; con peces demersales, peces de arrecife tropicales y subtropicales, peces costeros de fondo y hábitats pelágicos, peces bentónicos de la plataforma continental, y peces subtropicales del Golfo de México. Notable!  El zooplancton es ahora mucho más diverso y abundante, retenido por remolinos Eddies y es evidente alimento adicional de peces mayores.   Con esto se considera que el "reclutamiento pesquero" es muy eficiente desde los últimos 15 a 20 años (fide Jeff Govoni et al. 2010, Mesoscale cyclonic Eddies as larval fish habitat along the southeast United States shelf: A Lagrangian description of the zooplankton communityICES J. Mar. Sci. 67: 403-411. Center for Coastal  Fisheries and Habitat Research, NCOS, NOS,  NOAA). 

Como las guas de la Corriente del Golfo frente a la costa SurAtlántica de Estados Unidos no  bajan de  73 oF  en invierno y pueden ser  más caliente  que  83 oF  en verano (según la NOAA), la productividad marina se verá afectada por cambios en las condiciones del océano, incluyendo cambios en la estructura trófica y la redistribución de especies. Estudios muestran que los peces y los macro invertebrados se están moviendo hacia latitudes mayores y hacia aguas más profundas. La abundancia relativa de algunas especies puede cambiar conforme algunos hábitats empiezan a ser menos apropiados para ellos. Como consecuencia las comunidades pesqueras se están "reacomodando" frente a las variables ambientales que induce el cambio climático (W. L. Cheung, D. Pauly et al. 2010, Global Change Biology 16 (1): 24-35). Adicionalmente, Se pronostica grandes cambios en las capturas regionales, correlacionado con altas o bajas emisiones de los escenarios del IPCC. Ver Figura. El cambio climático puede permitir una redistribución de las capturas potenciales globales, variando de 30 a 70% de incremento en las latitudes altas, y una caída de 40% en los trópicos, lo cual no es una buena noticia para México ni para los países tropicales de Latinoamérica (Global Change Biology 16 (1): 24-35, 22 JUN 2009, Doi:10.1111/j.1365-2486.2009.01995.x, http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1365-2486.2009.01995.x/full#f2.  Cheung et al. 2010)  

Análisis de 20 pesquerías de la Zona Económica Exclusiva (EEZ) basado en las mayores capturas de los años 2000’s a nivel mundial, muestra gran incremento para las altas latitudes y decremento en otras latitudes.  Y se pronostica que las capturas potenciales pueden decrecer en el Mediterráneo y  Mar Caribe.  Por el cambio climático, la variabilidad regional de las capturas pesqueras globales tiene gran implicación en la seguridad alimentaria mundial. Esto será crítico en las latitudes tropicales como México Ver Figura a continuación. 

  

Sin embargo, las metodologías predominantes para profundizar en estos temas sobre la sustentabilidad ambiental del desarrollo social y económico, aparentemente están estancadas y se percibe poco avance en métodos evolucionados ante los cambios globales del siglo XXI. Esta aproximación requiere combinar aspectos diferenciales de metodología compleja hacia el Futuro. Por ejemplo:  

¿Cómo internalizar la sustentabilidad de las ciudades costeras?

¿Cómo internalizar los efectos del cambio climático?  

¿Cómo equilibrar la calidad ambiental con integridad ecológica del  paisaje? 

¿Cómo asegurar insumos y suministros de biomasa para la sociedad sin comprometer la integridad ecológica?

¿Cómo internalizar el papel ecológico de la ANP en la productividad natural de los litorales? 

¿Cuál es el referente jurídico que ampara al capital social, económico  y al  capital natural,  integrados?  

Es impostergable que estos aspectos deben ser intrínsecamente considerados en cualquier método de investigación que explore la sustentabilidad ambiental del desarrollo, la gestión y el manejo de los ecosistemas costero-marinos, y los usos y recursos explotables para la sociedad de cara al siglo XXI. 

El desarrollo costero sin evaluación /planificación ambiental estratégica, las presiones sociales y económicas, las actividades industriales en expansión, las malas prácticas de manejo agrícola, el cambio de uso de suelo y la reconversión de los bosques en monocultivos, el desconocimiento de las funciones naturales de los ecosistemas y los servicios ambientales útiles para la sociedad, y los impactos severos del cambio climático sobre las costas, están actuando sinérgicamente para destruir los humedales, degradar las cuencas hidrológicas, vulnerar las lagunas costeras, estuarios y deltas, impactando la pesca, el turismo y generando enorme incertidumbre hacia el manejo integrado de la zona costera de manera sustentable.  

 

La sustentabilidad no es autónoma 

En estricto, la sustentabilidad no es autónoma. Depende de los materiales y energía requerida para mantener el sistema funcionando y de la habilidad del ambiente circundante para asimilar los desechos metabólicos de la sociedad. El término “sustentabilidad” ha sido adoptado ampliamente desde la UNCED-Rio’92, tanto por el público en general, científicos, catedráticos, grupos sociales de interés, industria privada, Organizaciones NGubernamentales, como agencias de gobiernos. La adopción del término ha evolucionado al parejo del debate actual sobre la capacidad de la Tierra para soportar la expansión demográfica, y los niveles de la actividad económica requerida para sostener el desarrollo desbordado basado en el consumo excesivo de energías fósiles y otros recursos. Debido a que los recursos de materia y energía son limitados y no distribuidos homogéneamente sobre la sociedad y el paisaje, la sustentabilidad de las ciudades y de localidades sub urbanas o marginales, dependen fuertemente de recursos escasos de agua, alimentos y energía insuficiente; pero sobre todo de materia y energía importada.  Ningún país es ya autosuficiente en nada. Regiones con alto grado de servicios ambientales disponibles (es decir; próximos a un escenario de integridad ecosistémica), tienen mayores opciones de capacidad de carga y ventajas evidentes de sustentabilidad, sobre aquellos que tienen muy bajos servicios ecosistémicos. Quienes de una u otra forma, hemos dedicado nuestro quehacer científico a intentar entender los fenómenos sociales, económicos, políticos y culturales del “desarrollo”, en el contexto de las condiciones ambientales y, en ello, de la integridad ecológica de la naturaleza, hemos sido sorprendidos por la extraordinaria dinámica de los cambios ocurridos en el siglo XX, y hemos observado con cautela e interrogantes, como estas fronteras de la civilización se van desarticulando en un mundo globalizado, invadido de cambios en este siglo XXI. Las transformaciones se han acelerado de tal forma que lo dislocado, desarticulado e incluso inexplicable del acontecer, nos parece rutinario. Estamos en el umbral del siglo XXI. Avanzamos rápidamente hacia fines de la segunda década del nuevo siglo, del nuevo milenio.  

Pero parece no preocuparnos el comprender: ¿Cuáles son los cambios? ¿Cuál es la dirección del MCI? ¿Cuáles son los cambios coyunturales y los propios a una época nueva y cuáles irán delineando un nuevo camino? ¿Cómo este contexto global tanto en lo ecológico, lo político, lo económico, lo sociológico, cultural, o epistemológico nos afecta como habitantes? ¿Cómo se insertan las economías emergentes en el siglo XXI? ¿Cuáles son los desafíos ambientales que hay que enfrentar? 

 

Epílogo 

Sectores administrativos de la gestión ambiental, no comprenden el concepto de “sustentabilidad ambiental para el desarrollo socio económico sostenible”. Pareciera un juego de palabras pero no lo es. Si el desarrollo socioeconómico ignora las dimensiones ecológicas, valores ambientales, éticos, jurídicos y políticos de la sustentabilidad, el desarrollo sustentable seguirá siendo utópico. Para el desarrollo costero no solamente es establecer la línea basal para las condiciones actuales del ecosistema, sino también explorar opciones de recuperación de los servicios ambientales; con lo cual se obtienen una aproximación real de “Soluciones Sustentables para el Desarrollo Sustentable”. El actual desarrollo global ha excedido la capacidad de carga planetaria para el Hombre. Este desarrollo es insostenible y desembocará en crisis. Resolver la crisis global por crecimiento del PIB, acelerará la marcha hacia el colapso. Es urgente reemplazar la economía de crecimiento por economía de equilibrio social, energético, ecológico; poniendo atención en “cambio climático” y “crisis energética”, como fuentes de tensión y conflicto en el orden global emergente.   

La limitante del desarrollo socioeconómico depende de la “integridad ecológica de la naturaleza”. Es el principal factor de incertidumbre hacia la Gestión Integrada de Áreas Litorales y el Manejo Costero Integrado. Se requiere un cambio en el comportamiento social y económico, porque las mega-tendencias, p. ej., recursos disminuidos como agua dulce, crisis de alimentos, incremento de contaminación, crisis energética, e impactos del cambio climático, producirán resultados negativos con severo impacto sobre el exacerbado incremento demográfico. Las mega tendencias inducirán efectos diferenciales sobre la “sustentabilidad social /económica /ecológica”, haciendo crítico el soporte de la sociedad para prevenir un severo colapso económico en las próximas décadas, lo cual puede suceder si la sociedad ignora los que es “socialmente deseable”, “económicamente factible”, “ecológicamente viable”, y “legalmente permisible”. 

 

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