Situación de parasitosis en el ganado vacuno de Xico

*Dra. Magdalena Cruz Rosales y **Dra. Dora Romero Salas

El uso y aplicación de diversas substancias para el control de los parásitos gastrointestinales del ganado, es una práctica común. Esto debido al problema constante y daños que les ocasionan estos parásitos a los animales, lo que a su vez puede generar numerosas pérdidas económicas. Sin embargo, los tratamientos muchas veces se realizan sin saber el estado de salud de sus animales, lo que puede incluso ser más nocivo, pues se genera resistencia en los parásitos cuando están expuestos constantemente al producto, además de no dejar actuar a las defensas naturales del animal para que actúen combatiendo a esos organismos invasores. 

 Para entender esta situación, en el municipio de Xico, Veracruz, se llevó a cabo un estudio para conocer cuáles son las prácticas tradicionales para el manejo del ganado bovino. A partir de 72 encuestas realizadas a productores y 20 visitas a unidades de producción ganaderas, se determinó que las substancias químicas más comunes utilizadas para el control de los parásitos gastrointestinales se basan en el benzimidazol (Albendazol, Fenbendazol), imidazol (Levamisol) o lactonas macrocíclicas (ivermectina). Aunque estas substancias vienen en diferentes marcas y presentaciones, la frecuencia de aplicación al ganado varía. La mayoría de los ganaderos las aplican una a dos veces al año, pero hay quienes aplican hasta cuatro veces. La decisión de aplicar dependerá de la edad del animal (12%), de los síntomas que presentan (21%) o simplemente del cambio de estación del año (40%). 

La mayoría de los productores aplican los tratamientos de control parasitario, sin conocer la situación real de sus animales, lo que justificaría la aplicación o no de estas substancias. Para responden a esta problemática se procedió a hacer una serie de análisis de copros, para determinar la carga parasitaria entre los animales de varios hatos ganaderos durante las temporadas de secas y de lluvias. Esta información se compartió con los productores ganaderos quienes determinarán a su vez la necesidad o no de aplicar los controles correspondientes, siguiendo las prácticas tradicionales o bien realizar un análisis de control antes de aplicar cada tratamiento contra los parásitos. 

Para los análisis se consideraron 15 ranchos durante la temporada de secas, la mayoría con 10 muestras de vacas, lo que dio un total de 140 muestras tomadas de abril a junio de 2015, y 16 ranchos en la temporada de lluvias con 150 muestras tomadas de agosto a septiembre de 2015. Los análisis se realizaron con la técnica de Mc Master, en la Unidad de Diagnóstico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Veracruzana, a cargo de la Dra. Dora Romero Salas. 

Los resultados de cada rancho se entregaron a los dueños y se incluyó una pequeña explicación de cuando la carga parasitaria se considera alta para proceder a desparasitar al animal. En este estudio las cargas se clasificaron en baja, con menos de 200 huevos por gramo de heces (HPG), carga media entre 200 a 600 HPG y alta con más de 600 HPG. Se determinó que durante la temporada de secas la mayoría de las muestras analizadas (92%) no contenían carga parasitaria y las que sí tuvieron, solo presentaron una carga baja o media, de máximo 250 HPG. En cambio durante la temporada de lluvias se incrementó el número de muestras con carga baja, media y algunas altas con máximo hasta 850 HPG. 

Además de esta información se consultó la fecha previa de desparasitación antes de cada análisis y se observó que por lo menos durante la temporada de secas, existe en general una carga baja o nula, independientemente del tiempo desde la última desparasitación, sea reciente de unos meses o hasta más de un año, con lo cual es posible que no sea tan necesario aplicar desparasitantes al ganado durante esta temporada, lo que ayudaría al productor a ahorrar por no aplicar el producto, a la vez que se evita que sus desechos contaminen el medio ambiente. 

Algunos parásitos gastrointestinales que pueden estar presentes en el ganado vacuno son los siguientes: Ostertagia sp., Toxocara sp., Oesophagostomun sp., Trichostrongylus sp., Bunostomum sp., y Coccidias. Los niveles de infestación parasitaria se asocian con manifestaciones clínicas, tales como anorexia (pérdida de apetito), anemia, diarrea y caquexia (desnutrición extrema). Aunque se considera normal un cierto grado de parasitosis, cada animal genera su propia resistencia a los parásitos, lo que depende de varios factores, como la raza, edad, estado nutricional, etc. Por lo tanto, sería más recomendable que cada animal recibiera su tratamiento considerando tanto los síntomas, como las condiciones de riesgo que podría implicar padecer una infestación parasitaria grave, como estar pastoreando en un potrero comunitario, o donde existan animales de dudosa condición sanitaria o que no hayan pasado por un periodo de cuarentena como en el caso de animales recién adquiridos. 

Se sabe que aplicar constantemente substancias desparasitantes puede favorecer la resistencia entre los parásitos, lo cual con el tiempo implica incrementar las dosis o buscar productos cada vez más agresivos. Esto tiene consecuencias económicas y ecológicas, pues generan un mayor gasto por la compra de estas substancias, que después de aplicarlas tarde o temprano salen del animal y contaminan el medio ambiente, en especial el suelo y agua. Estas substancias desparasitantes cuando llegan al suelo afectan a otros organismos que no son nocivos, como los escarabajos estercoleros o la fauna del suelo, quienes ayudan a reciclar la materia orgánica como el estiércol, sin los cuales se podría perder este servicio ambiental de limpieza y causar otros problemas ambientales. Con esta información se busca hacer conciencia entre los productores ganaderos para que busquen asesoría con el especialista veterinario, para que sepan identificar los síntomas que presentan los animales por parasitosis y apliquen correctamente el tratamiento de desparasitación.

 

*Red de Ecoetología, Instituto de Ecología, A. C.,

**Facultad de Medicina Veterinaria y Zootécnia, Universidad Veracruzana 

Pies de foto

Foto 1 (página de inicio): Trichostrongylus

Foto 2: toma de muestra

Foto 3: muestra para enviar a laboratorio

Foto 4: parásitos

Foto 5: preparación de muestra con técnica McMaster

Foto 6: conteo de huevos