Sucesión ecológica: la naturaleza cambiante

Ma. Luisa Martínez y Octavio Pérez-Maqueo

Artículo publicado en el Portal Comunicación Veracruzana el día 24 de enero 2022

De manera natural, durante la sucesión ecológica las condiciones ambientales se modifican y las especies se remplazan unas a otras, en un proceso continuo de cambio, regeneración y renovación. 

Palabras clave: sucesión, facilitación, dunas costeras

Es fácil pensar que, en ausencia del impacto de las actividades humanas, los ecosistemas naturales permanecen inalterados, en un equilibrio armónico. La idea romántica de balance en la naturaleza estuvo vigente en la teoría ecológica durante bastante tiempo y surgió a partir de observar a los bosques, por ejemplo, que aparentemente permanecen sin cambios cuando los humanos no los modificamos (Figura 1). Sin embargo, nuestra percepción está muy lejos de la realidad. Si acaso llegáramos a hablar de alguna constante en la naturaleza, sería entonces de la constante del cambio permanente y la heterogeneidad: todo cambia y todo es variable. 

Un ejemplo de estos cambios continuos y permanentes es el proceso conocido como “sucesión ecológica”. Este proceso se refiere a la sustitución natural de las especies que integran una comunidad ecológica por otro conjunto de especies, como resultado de la propia dinámica interna de los ecosistemas. Las primeras etapas de este proceso de reemplazo de especies pueden transcurrir durante unos pocos años, pero las etapas más avanzadas pueden requieren tiempos prolongados, hasta cientos de años. Gracias a la sucesión ecológica, crecen plantas en terrenos rocosos (Figura 2), o un pastizal puede llegar a convertirse en un bosque o en una selva, dependiendo de las condiciones del ambiente y de las especies que estén presentes o que lleguen a colonizar. 


La sucesión ecológica se estudió por primera vez en las dunas costeras que rodean al Lago Michigan, uno de los Grandes Lagos ubicados en la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Henry Cowles, en 1899, publicó un trabajo en el que hablaba de las relaciones que existen entre la vegetación de las playas y dunas y las variaciones en el ambiente como la temperatura, la humedad, el viento, el contenido de nutrientes en el suelo. Básicamente, reconoció que había un reemplazo de especies vegetales de acuerdo con las variaciones en el ambiente y las tolerancias de las plantas. 

Desde el trabajo seminal de Cowles, los estudios para entender los mecanismos que subyacen a la sucesión ecológica han ido en aumento. Así mismo, se ha observado que no sólo las plantas pasan por este proceso de sucesión y remplazo, sino que otros organismos, como los animales y hongos, también van remplazándose, de acuerdo con lo que ocurre con la vegetación. Así, la comprensión de la autoorganización de las comunidades a través de la sucesión es de interés para la teoría ecológica, pero también nos aporta herramientas necesarias para diversas acciones como por ejemplo la restauración. 

Durante más de 25 años, en el Instituto de Ecología hemos realizado estudios sobre la sucesión ecológica de las comunidades vegetales que crecen sobre las dunas costeras de la costa de Veracruz. En un inicio, en 1991, las dunas carecían de vegetación y estaban completamente móviles. Las condiciones ambientales eran muy limitantes para la mayoría de las plantas: arena con mucho movimiento, altas temperaturas, sequía, escasez de nutrientes, vientos intensos. Solamente las más tolerantes eran capaces de sobrevivir en este ambiente tan hostil (Figura 3). 

Fig 3. Sucesión ecológica, mostrando los cambios en la cubierta vegetal de las dunas costeras de Veracruz, a lo largo del tiempo.

Las líneas rojas permiten comparar diferentes secciones del paisaje. (Fotos: M.L. Martínez)

Resulta interesante lo que sucedió después de que estas plantas tolerantes colonizaron las dunas y empezaron a crecer. Conforme aumentaba su cubierta vegetal, las condiciones ambientales se modificaron. Bajo la sombra de estas pioneras la temperatura era menor, había menos movimiento de arena, más humedad y nutrientes, el viento era menos intenso. Entonces, las semillas de aquellas plantas intolerantes frente a las condiciones iniciales, fueron capaces de germinar y crecer en el nuevo ambiente, bajo la sombra de las pioneras. Es decir, las colonizadoras iniciales generaron condiciones favorables de manera que facilitaron y promovieron la llegada de otras especies, que podríamos llamar colonizadoras secundarias. Y los cambios continuaron… (Figura 4). Nuevamente, las condiciones ambientales se modificaron conforme las colonizadoras secundarias crecieron y se expandieron. El ambiente se tornó más sombreado y hubo un mayor número de especies, resultando en una competencia por recursos más intensa. Las primeras colonizadoras no lograron sobrevivir sin luz y con tanta competencia, por lo que gradualmente fueron eliminadas. Este es uno de los mecanismos que explican el remplazo de especies durante la sucesión ecológica y se conoce como facilitación. Conforme el ecosistema madura, el recambio de especies ocurre cada vez más lentamente, en escalas temporales que no percibimos los humanos. Por ello, asumimos que no existen los cambios. 

Fig 4. Inicio de la sucesión ecológica en las dunas costeras de Veracruz. Pocas especies son capaces de crecer sobre la arena desnuda.

Poco a poco los pastos colonizan, crecen y eliminan a las primeras colonizadoras (Fotos: M. L. Martínez). 

Por último, podríamos preguntarnos: ¿y las primeras colonizadoras desaparecen para siempre? La respuesta es, no necesariamente. Otra característica de los ecosistemas naturales es la presencia recurrente de perturbaciones. Pueden ser tormentas, incendios, o bien herbívoros que comen plantas que resultan en la eliminación de la cubierta vegetal. El sistema puede entonces regresar a sus condiciones iniciales y entonces la sucesión vuelve a iniciar. La sucesión es un recambio continuo de especies que mantiene la dinámica de las comunidades naturales; es un proceso de renovación necesario para mantener la salud ecosistémica.