El poder de la caca

Daniela Alicia Torres Anaya y Juan Carlos Serio Silva 

La materia fecal, también conocida como caca, es mucho más que el producto final de la digestión. Por si no lo habían pensado, los bosques, selvas y desiertos del mundo son el retrete de los animales que ahí habitan, los cuales, al depositar sus desechos en el suelo, van regando las semillas de los frutos que consumen, colocándolas en lugares donde, muchas veces, encuentran las condiciones óptimas para la germinación y el establecimiento de plántulas.

Este proceso, vital para el planeta Tierra, es conocido como dispersión de semillas y es super importante para la conservación de la biodiversidad, donde se enlaza una red de interacciones ecológicas con muchas conexiones, en la que tanto vertebrados del tipo de los mamíferos, aves y reptiles en ambientes terrestres, como peces en ríos, quienes contribuyen a la regeneración y mantenimiento de los ecosistemas.

Este fenómeno, tan importante en el transcurso de la evolución del planeta, ha sido ampliamente estudiado por muchos científicos, quienes después de varios años observando diferentes especies de animales y recolectando sus desechos, han comprobado que el paso de las semillas por el tracto digestivo de estos animales contribuye, casi siempre, a una más rápida y mayor número de semillas germinadas, e incluso, en la mayoría de los casos, estas heces son depositadas en sitios particulares que aumentan la posibilidad de tener éxito al germinar y evitar posibles depredadores de semillas u hongos que pudieran acabar con ellas, una vez depositadas. Durante este proceso, la materia fecal que acompaña a estas semillas al momento de salir, les proporciona algunos nutrientes, lo que también puede tener un efecto positivo en el establecimiento de plántulas, que eventualmente podrían llegar a ser árboles de gran tamaño.

Pero esta cadena de dispersión de semillas, donde un vertebrado ingiere y luego defeca la semilla, no concluye ahí; en muchos casos se presenta el fenómeno de dispersión secundaria, donde especies como los escarabajos están literalmente esperando con alegría el festín que representan las heces de los vertebrados, para tomar estas fracciones de excremento y realizar pequeñas “bolitas de caca” que van rodando hasta los nidos en donde depositan sus huevos, y que al convertirse en larvas, estarán alimentándose de esas heces, cual buffet, en lo que emergen como adultos. Aunque los escarabajos son muy importantes, no son los únicos invertebrados que están ávidos de conseguir heces que contengan el tesoro valioso de semillas, también están las hormigas. Si recordamos nuestra infancia, cuando nos subíamos a los árboles, siempre encontrábamos algunos nidos de hormigas (que en inglés se llaman ant gardens) entre las horquetas de las ramas. Cuando las heces de algún animal arborícola, como los primates, queda atrapada en alguna rama, es cuando llega un batallón de hormigas para tratar de llevarse consigo lo más que puedan de este gran tesoro a sus nidos. Muchas veces, si las hormigas son “granívoras” pueden (además de utilizar las heces como fuente de nutrientes y agua) depredar las semillas y no dar oportunidad de que germinen, ¡literalmente las devoran!, pero si existen otras hormigas, que al patrullar las ramas entre varios nidos dejan “olvidadas” estas semillas que logran tener un sustrato óptimo de materia orgánica y rica en nutrientes para inmediatamente germinar y establecerse. Esta es la magia de la naturaleza, un ciclo sin fin en donde aún los desechos que provienen del consumo son fuente de vida. Finalmente, el poder de la caca no concluye ahí, en ella los investigadores pueden hacer que estas muestras nos den información sobre hormonas (estado reproductivo de los individuos, estrés), genética (parentesco entre los individuos, diversidad genética), metales pesados (ecotóxicos en el ambiente), parásitos, microbiota, y muchas cosas más que nos ayudan a interpretar lo que los organismos que estudiamos no pueden decirnos con palabras, pero lo hacen a través de sus desechos.

 

Pie de figuras

Figura 1. Excreta de mono aullador con algunas semillas de jobo (Spondias mombin), colectada en Catemaco, Veracruz (Foto: Jorge Ramos Luna)

Figura 2. Mono aullador de manto (Alouatta palliata mexicana) en la región de Los Tuxtlas, Veracruz, uno de los principales dispersores de semillas de gran tamaño (Foto: Daniela Alicia Torres Anaya)

Figura 3. Toma de muestras genéticas de las heces de elefante en el Parque Nacional Kibale, Uganda (Foto: Juan Carlos Serio Silva)

Figura 4. (slider) Escarabajo "rodacacas" empujando una bolita de heces de babuino en el Parque Nacional Kibale, Uganda (Foto: Juan Carlos Serio Silva)