Escarabajos estercoleros: los tractores del suelo

Carlos A. Cultid-Medina, Federico Escobar y Julliana Barreto

Te has preguntado ¿en la naturaleza se producen desechos?, y si es así, ¿a dónde van?, la respuesta sencilla a la primera pregunta es SI, pero para contestar la segunda, es importante tener en cuenta que el nombre “desecho” no es el más adecuado, debido a que los “desechos” de la naturaleza no son comparables a nuestros desechos o basura. Los desechos orgánicos en la naturaleza incluyen una amplia variedad de productos que se originan a lo largo del “ciclo de la vida” de los organismos, como la hojarasca, el tejido animal muerto, el excremento, la orina, etc. A pesar de nuestros prejuicios, estos desechos son ricos en nutrientes y vitales para el funcionamiento de los ecosistemas ya que son la base sobre la cual crecen las selvas, se sustentan los cultivos y se mantiene la intrincada red de organismos que habitan ríos y océanos (Figura 2). Pero, entonces, ¿a dónde van los desechos? y ¿quién se hace cargo de estos?

Los desechos en la naturaleza son la fuente de alimento para una inconmensurable cantidad de seres vivos que habitan la tierra, que para la mayoría de nosotros son invisibles y en ocasiones nos causan repugnancia. No obstante, estos organismos son los responsables de impulsar y regular el flujo de energía y materia en el planeta. A estos organismos los conocemos como descomponedores o saprófagos (Figura 2), y entre ellos se cuentan las bacterias, los hongos, las lombrices y un gran número de artrópodos (incluyendo a los insectos). La importancia de los saprófagos se debe a que, de forma directa o indirecta, contribuyen a que la materia orgánica regrese parte de su energía y nutrientes a los ecosistemas, cerrando el ciclo vital de la vida (Figura 2).

Entre el crisol invisible de saprófagos que palpita bajo nuestros pies, los escarabajos estercoleros (Figura 3) cumplen una función muy especial. La mayoría de las especies de estos escarabajos dependen del excremento y la carroña para alimentarse y completar su ciclo de vida (Figura 3). Gracias a su morfología y comportamiento (Figura 3), cuando estos escarabajos construyen sus nidos (por lo general en el suelo) remueven y entierran una gran cantidad de excremento. Pero ¿qué tiene de impresionante esto?, pues a pesar de su tamaño (menor a 5 cm), la desaparición de estos insectos puede provocar que el mundo, literalmente, quede sepultado en excremento. Un ejemplo de esto se vivió a principios y mediados del siglo XX en Estados Unidos, en donde la ausencia de escarabajos del estiércol provoco que el excremento se acumulará en zonas ganaderas causando enormes pérdidas económicas. Un problema similar ocurre en áreas ganaderas tropicales de México, donde la diversidad de los escarabajos del estiércol se ha visto afectadas por la deforestación y el uso indiscriminado de insumos veterinarios como la Ivermectina.

Pero ¿cómo estos insectos pueden acarrear tanta materia orgánica? La respuesta está en su peculiar y compacta anatomía, la cual les confiere una gran fuerza. Por esta razón, podemos decir que los escarabajos estercoleros son “los tractores del suelo”. Un ejemplo vivo de la extraordinaria fuerza de los estercoleros, lo ilustra una especie suramericana llamada Oxysternon conspicillatum (Figura 4). Esta especie es una de las más grandes y pesadas entre los escarabajos de nuestra región (el neotrópico), con un largo corporal un poco mayor al diámetro de una moneda de 10 pesos mexicanos (Figura 4). De acuerdo con los científicos, un único individuo de O. conspicillatum puede mover hasta 40 veces su peso, esto equivale a que una persona de 70 kg arrastre sin dificultad a un elefante de casi tres toneladas (¡si es que se deja!). Así, y de acuerdo con nuestras investigaciones sobre las poblaciones de este escarabajo en los paisajes agrícolas, estimamos que un grupo de 130 escarabajos podrían remover en un mes, cerca de dos toneladas de excremento por hectárea. En otras palabras, si esta y otras especies de escarabajos estercoleros no existieran, tendríamos un grave y oloroso problema. Por supuesto, los escarabajos estercoleros no son los únicos que contribuyen al reciclaje de materia orgánica a nivel de suelo. Estos insectos hacen parte de una intrincada y aún poco valorada red de organismos que mantienen la salud de nuestros ecosistemas. Por lo tanto, es vital que nuestras acciones permitan avanzar hacia el estudio y cuidado de los organismos saprófagos.