Uno de los grandes problemas que enfrenta el valle, es la rápida transformación por el uso del suelo para actividades humanas, lo que afecta de manera negativa a las especies nativas a tal grado, que muchas están un riesgo crítico de desaparecer como la ardilla endémica de Perote (Xerospermophilus perotensis) conocida localmente como chichilote o moto. A pesar de lo anterior, muchos grupos de animales siguen presentes en estas zonas, tal es el caso de los anfibios y reptiles, dos de los grupos de animales menos empáticos y comprendidos por el hombre, ya sea por su aspecto poco amable o las falsas creencias y mitos que el hombre ha creado en torno a ellos. Debido a esto, enfrentan una destrucción indiscriminada, a pesar de no representar peligro para nosotros y aunque no son los únicos animales amenazados, si se puede afirmar que son de las especies más frágiles.

En las regiones áridas, como en el Valle de Perote, la supervivencia de los anfibios y reptiles es todo un reto, no sólo por las condiciones ambientales adversas como las temperaturas extremas durante el día y la noche, los largos períodos de sequía y la vegetación poco densa, sino también por el encuentro constante con los humanos pues aunque son pocas  las especies que representen un peligro potencial para el hombre, la gran mayoría son destruidas de manera indiscriminada por falsas creencias. Por ejemplo, se cree que las salamandras como el tlaconetes (Pseudoeurycea gadovii) se introducen por la vagina en las mujeres y que la lagartija conocida como “escorpión” (Barisia imbricata) es una especie sumamente venenosa y que pica con la parte final de su cola, la cual simula un aguijón (de ahí, el nombre de escorpión). Esto es completamente falso pues está comprobado que es inofensivo y que el supuesto aguijón no es más que su cola creciendo nuevamente, o el caso de los camaleones o lagartos cornudos (Phrynosoma orbiculare) que son destruidos por creer que pican con sus cuernos, otro caso es el de la serpiente del maíz (Pituophis deppei) conocida también como alicante o cencote que es una de las serpientes más benéficas por la cantidad de roedores que consume y es destruida por considerarla venenosa. En la zona solo las serpientes de cascabel del género Crotalus, son venenosas y potencialmente peligrosas, sin embargo y contrario a lo que se creé, estas no atacarán a menos que sean molestadas. 

Otro punto importante es la modificación del ambiente, pues se tienen registros de que en este lugar la extracción de recursos forestales empezó en el siglo XVI y poco a poco fueron introducidas otras actividades como la agricultura y el pastoreo intensivo, lo que provocó condiciones mucho más secas de lo normal, confinando a estas especies a parches de vegetación cada vez más pequeños, restringiendo sus actividades diarias y su supervivencia. Lo anterior no solo pone en peligro a estos organismos, sino también al medio en el que habitan, pues mucho anfibios y reptiles desempeñan un papel importante en los ecosistemas, como bioindicadores de la calidad del ambiente, controladores de plagas o como alimento para otras especies. 

Ante los desfavorables pronósticos, los anfibios y reptiles siguen teniendo presencia en este lugar, intentando sobrevivir en un ambiente cada día menos propicio, siendo forzados a desplazarse o en el peor de los casos sólo desaparecen. Por tal motivo, es importante dar a conocer a la herpetofauna de lugares tan transformados y poco conocidos como el Valle de Perote, pues como ocurre en muchas partes de nuestro país, son sitios desconocidos y por lo tanto la riqueza, función e importancia biológica de estas especies se mantiene como un completo misterio.

Actualmente en este lugar se reconocen 26 especies, de las cuales cinco son anfibios (tres salamandras y dos ranas) y 21 reptiles (diez lagartijas y 11 serpientes), lo que representa el 8.78 % de la herpetofauna de Veracruz. Además, 17 de ellas son endémicas de México, lo que significa que poco más de la mitad de estas especies solo se encuentran en nuestro país. Esto hace apremiante compartir el conocimiento sobre estos animales, pues además de cumplir funciones importantes dentro de los ecosistemas, son un sello de identidad que nos confiere la característica de ser un país megadiverso.