En México, tradicionalmente ha existido el comercio de animales “exóticos” (alien) en diferentes mercados, desde el señor en el mercado o afuera de las escuelas vendiendo peces y tortugas en cubetas, hasta grandes empresas que comercian especies tan llamativas como aves de Sumatra, algún reptil africano o algún pez de los arrecifes del Pacífico oeste.

Estos animales exóticos, llamados así por ser especies o subespecies que establecen una población fuera de su área natural de distribución y que eventualmente logra  sobrevivir y reproducirse a largo plazo, pueden llegar a ser invasores cuando una población reproductora ya establecida crece desmedidamente y amenaza la biodiversidad nativa, la economía y la salud pública. Estos efectos negativos producidos por las llamadas Especies Exóticas Invasoras (Invasive Alien Species, IAS) son causados por sus estrategias de vida y sus hábitos de alimentación, generados por la competencia, depredación, herbivoría, hibridación o transmisión de enfermedades, poniéndolas en gran ventaja sobre las especies nativas ya que éstas no tienen la condición o sus mecanismos de defensa están limitados o ausentes para enfrentar a las especies invasoras.

Con esto podríamos imaginarnos a esos seres reptilianos que tratan de adueñarse de nuestro planeta. Pero no vayamos tan lejos, estos los podemos encontrar en las tiendas de mascotas o en el acuario más cercano, y a un módico precio. Entre estos alienígenas invasores podemos encontrar a la tortuga japonesa, también llamada tortuga de orejas rojas, tortuga pinta o tortuga galápago de Florida, Trachemys scripta elegans.

Aunque se le conoce como tortuga japonesa, no es japonesa, su verdadero origen es el sureste de Estados Unidos y noreste de México. Esta tortuga ha sido comerciada durante muchos años como mascota; desde pequeñas crías de poco más de 3 cm con un precio de $20, hasta individuos adultos de más de $200. Muchas veces compramos a estos animalitos por la ternura que nos nace al verlos tan pequeños, sin pensar todo lo que implica obtenerlos. Desde el inicio, el costo, no solo del animal mismo, sino del terrario, el alimento especial y los supuestos medicamentos específicos para su bienestar, ofreciéndonos en estas tiendas un “paquete todo incluido” y sin mencionar que será a largo plazo. Aunque esta especie es reproducida en cautiverio y está acostumbrada a comer alimento comercial para tortugas, no debemos olvidar que es una especie omnívora (que come de todo), un poco más piscívora (que come peces) y hasta carroñera (que come cadáveres).

El impacto económico de las especies invasoras en el mundo se estima en $1.4 trillones de dólares al año

 La tortuga japonesa está considerada como especie exótica invasora en muchas regiones alrededor del mundo, entre ellas Europa y México. La invasión en México se ha reportado en las selvas altas y medianas perennifolias, selvas bajas perennifolias inundables, bosques mesófilos de montaña, bosques de pinares y bosques de encinares tropicales, manglares, sabanas, dunas costeras, acahuales y pastizales de las áreas naturales protegidas de Los Tuxtlas (Veracruz), Alto Golfo de California, El Pinacate (Baja California Norte) y Cuatrociénegas (Coahuila). Sin embargo, es muy común en los cuerpos de agua de Xalapa como en el Paseo de los Lagos, el Parque Tecajetes y en el Parque Natura, así como en el Lago de Chapultepec y el Lago de Xochimilco en la Ciudad de México.

El riesgo de esta especie invasiva exótica es su adaptabilidad al medio y cuando la población se establece compite por alimento y espacio con las tortugas nativas, y se puede reproducir con algunas tortugas de su mismo género (Trachemys), por ejemplo, tortugas jicoteas Trachemys ornata (GuerreroJaliscoNayarit y Sinaloa) y Trachemys venusta (Sur de México y Centroamérica), produciendo la pérdida de la diversidad genética de las especies nativas.

Además de estos riesgos ecológicos, existen riesgos de salud como la infección por Salmonella. En general, los reptiles son portadores de esta bacteria pero rara vez desarrollan la enfermedad. Sin embargo, las tortugas acuáticas son más susceptibles a portarla y si las mantenemos como mascotas corremos el riesgo de contagiarnos si no tenemos hábitos de higiene después de manipularlas o tocar el agua donde las mantenemos.

También debemos considerar el cuidado de la tortuga en su crecimiento y durante toda su vida. Son animales muy longevos, llegando a vivir hasta más de 40 años en cautiverio. Durante este tiempo existen gastos como la alimentación, cuidados veterinarios, acondicionamiento de su albergue, etc. Todos estos gastos más el desconocimiento de su biología y alimentación son las razones por las cuales algunos dueños no se pueden hacer responsables y liberan intencionalmente a las tortugas en la fuente, lago o río más cercano, creyendo que es lo mejor.

Al liberarlas, además de producir la competencia con otras tortugas y la disminución de las poblaciones de algunos animales de los cuales se pueda alimentar, podemos liberar al mismo tiempo parásitos que pudieran tener las tortugas sin que nos demos cuenta. Es así que antes de adquirir una tortuga debemos pensar si seremos responsables con su cuidado y necesidades para su salud durante toda su vida. Esto es, antes de obtenerla debemos tener información sobre su biología, cuidados y riesgos; acercarnos a algún experto para que resuelva dudas (médico veterinario o biólogo con experiencia) y nos ayude a decidir si es la mascota que en realidad queremos; y si ya la tenemos, proveerle todo lo indispensable para mantenerla saludable en un albergue adecuado para evitar enfermedades o escapes.

Por otra parte, las tortugas liberadas corren riesgos muy altos que les pueden causar la muerte, entre ellos son los ataques por perros y los atropellamientos. Los reptiles son de sangre fría o ectotermos; adquieren su temperatura corporal para sus funciones fisiológicas por el calor del medio exponiéndose a los rayos del sol. Es por eso que son susceptibles durante la temporada fría o cuando hay muchos días sin sol y salen de sus refugios para calentarse. En estos periodos de baja temperatura, las tortugas suelen salir a recibir el calor del sol que es acumulado en el asfalto, corriendo un alto riesgo de ser atropelladas y en ocasiones produciendo accidentes viales por evitar atropellarlas.

Tanto las tortugas japonesas como otras especies invasoras, deben evitarse para disminuir y eliminar los costos y riesgos directos e indirectos asociados a la invasión biológica. Los posibles dueños de mascotas y especies potencialmente invasoras, deben tener el conocimiento de los riesgos y hacerse responsables de los individuos, controlándolos y evitando escapes y liberaciones intencionales. Se debe evitar la reproducción desmedida de estas especies y el comercio ilegal, así como disminuir la venta de mascotas exóticas.

Las especies silvestres no deben ser mascotas

Después de la pérdida del hábitat, las especies exóticas invasoras son la segunda causa de amenaza y extinción de especies nativas. Es así que las especies exóticas invasoras son de las mayores preocupaciones para la conservación a nivel internacional y son el objeto de esfuerzos de cooperación internacional como el programa mundial sobre especies invasoras (Global Invasive Species Programme, GISP). En México, desde el 2010, se modificaron la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) y la Ley General de Vida Silvestre (LGVS) y su Reglamento, para definir a las especies exóticas invasoras y establecer medidas para su manejo e identificación. Por otro lado, el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), en el cual México tiene el compromiso desde 1992, considera como especies invasoras a aquellas que prosperan sin ayuda del ser humano y amenazan hábitats naturales o seminaturales, fuera de su área habitual de distribución. Además señala que es uno de los principales generadores del cambio ambiental en el mundo. Específicamente para la tortuga japonesa, el grupo especialista sobre especies invasoras de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (ISSG-IUCN) la considera dentro de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. Por esta razón, el comercio y la importación están prohibidos en algunos países europeos.

En México se sigue vendiendo esta y otras especies de tortugas sin considerar los riesgos económicos-sociales, de salud y ecológicos que pueden generarse. Es así que debe aplicarse un control en su comercialización para minimizar o eliminar estos riesgos. Lo que nos toca hacer es no adquirir estas mascotas si no estamos preparados para enfrentar este compromiso, y hacernos responsables de todo lo que implica su cuidado si es que ya las tenemos. Finalmente, tener conciencia de que los estragos causados por las especies exóticas invasoras en el medio acuático, una vez establecidas, pueden ocasionar extinciones locales de fauna nativa, y que su erradicación puede ser muy costosa y en muchos casos prácticamente imposible. Moraleja: las especies silvestres no son mascotas.

 

Fotografías

Foto 1 (página principal): Tortuga de orejas rojas o japonesa, Trachemys scripta elegans; Paseo de Los Lagos, Xalapa.

Foto 2: Tortuga jicotea mesoamericana, Trachemys venusta; Paseo de Los Lagos, Xalapa.

Foto 3: Tortuga japonesa en acumulación de basura en el Paseo de Los Lagos, Xalapa.