Durante tres días, un grupo de estudiantes de diferentes edades asistieron al INECOL, para comprobar una teoría acerca del daño que puede provocar el consumir alimentos chatarra. Este experimento decidió llevarse a cabo para demostrar a los jóvenes y niños, que es preferible comer una manzana o un alimento natural, a un refresco, unas papas o dulces, pues a pesar de tener un buen sabor, la chatarra causa mucho daño a nuestro organismo, y al de muchos otros seres vivos.

“¿Qué alimento comerías si tuvieras que elegir entre una manzana y una bolsa de sabritas?”, cuestionó Martín Aluja, Director del Instituto, al grupo de estudiantes que se encargarían de investigar dicho tema. La mayoría de los jóvenes responderían que prefieren comer chatarra a un fruto, y esta es una situación realmente preocupante. Por esta razón, se tomó la decisión de dar a conocer a todos los lectores, los resultados de un experimento que demostró el engaño y el nocivo daño que toda esta comida nos está provocando.

El 2 de abril, más de 40 jóvenes de primaria, secundaria y preparatoria, fueron citados en el INECOL para realizar una visita en el Instituto, así como para convivir e informarse más acerca de sus respectivos proyectos. Al siguiente día, el trabajo de cada niño comenzó. Dos jóvenes de secundaria y uno de preparatoria, guiados por Martín Aluja, Director del INECOL, recibieron información acerca de un organismo cuyo nombre científico es Anastrepha Ludens; una pequeña y muy bonita mosca, conocida como la mosca mexicana de la fruta que ataca frutos de cítricos como naranjas y toronjas. Posteriormente, se dio un pequeño paseo en el laboratorio de cría.

Al entrar, los jóvenes observaron las fases por las que una mosca debía atravesar para llegar a ser un organismo adulto. Se observó el ciclo biológico de la mosca desde el huevo, posteriormente una larva, una pupa, y al finalizar, una mosca adulta capaz de reproducirse y formar nuevos individuos. Debido a que estos organismos se estaban criando de forma artificial, las condiciones en el laboratorio debían ser muy parecidas a las que se presentan en la naturaleza, tales como una temperatura alta de aproximadamente 27 grados centígrados, y una humedad del 60%, e incluso más.

Después de esto, los estudios comenzaron a realizarse. En unas pequeñas jaulas transparentes se encerraron 10 moscas hembras y 10 machos, y se colocaron diferentes tipos de alimentos dentro de éstas. En algunas había una naranja, sacarosa y en otras proteína. Cada jóven observó el comportamiento de las moscas; con paciencia y cuidado, se registró el número de moscas que elegían cada tipo de alimento durante un periodo de tiempo, y otros factores. Al paso de 90 minutos, los tres estudiantes llegaron a una conclusión basándose en sus observaciones: las moscas habían decidido alimentarse con un alimento sano, y habían rechazado la comida chatarra.

Al terminar con esta tarea, los jóvenes fueron dirigidos a un nuevo sitio; un laboratorio donde aprenderían a realizar una disección de la mosca, y así, lograrían diferenciar las partes de este animalito, observándolo en un microscopio y cortando partes de su cuerpo como sus alas y los órganos por los cuales, el medio por el cual las hembras depositan sus huevos y se alimentan. Después de realizar todo este proceso, los jóvenes consiguieron realizar por sí mismos unas muestras muy bonitas e interesantes. Así finalizó el primer día de trabajo de estos jóvenes, el cual, fue muy divertido y ayudó a que los aprendices comenzaran a darse cuenta de lo peligroso que es ingerir un alimento chatarra.

El segundo día, los 3 jóvenes ingresaron a un laboratorio y tomando 10 moscas alimentadas con tres diferentes tratamientos (sacarosa, fruto abierto y proteína), se comenzaron los experimentos para calcular la cantidad de proteína que había en su organismo. Un científico enseñó a los muchachos como conseguir muestras, sacándoles a las moscas una especie de “sangre” conocida como hemolinfa. Después en un aparato de tecnología avanzada, llamado lector de ELISA, se analizaron las muestras que mostraban que la presencia de proteína en el organismo de las moscas era mínima, pero diferente entre tratamientos.

Además de trabajar con las moscas de la fruta, se obtuvo información acerca de métodos para eliminar completamente a dicho organismo, y evitar que los frutos sean infectados por estos animalitos. Algunos de estos métodos son llevados a cabo en laboratorios, tales como la producción de enemigos naturales y moscas estériles. De esta manera, los frutos mexicanos podrán seguir siendo comercializados y consumidos normalmente.

Las moscas son seres vivos que normalmente se alimentan de frutos cosechados en el territorio nacional. En experimentos en laboratorio se ha comprobado que si a estos organismos se les alimenta con chatarra, ésta puede provocar daños a su salud, a su capacidad para reproducirse, y por lo tanto, puede reducir su esperanza de vida. Por ello, estos insectos sirven como modelo para ejemplificar lo que nos puede ocurrir  si consumimos mucha comida chatarra. La cantidad de glucosa contenida en estos alimentos, hace que al ingerirlos nuestro cerebro tenga una necesidad de placer, y no quiera alimentarse de otro tipo de alimento más sano y con más nutrientes. Es importante que tanto los adultos como niños, entiendan que si la comida chatarra puede provocar tal daño a un organismo tan pequeño, a nosotros como humanos puede provocarnos daños aún más severos, causando obesidad, diabetes y muchas complicaciones que no permitirán que tengamos una buena calidad de vida.