Por esto y otras razones que veremos más adelante, para México es muy relevante celebrar este 22 de mayo el Día Internacional de la Diversidad Biológica   

(http://www.biodiversidad.gob.mx/Difusion/SDB/index.php).

El término biodiversidad hace referencia a las diferentes formas vivas que existen en el planeta, desde los virus hasta el ser humano, incluyendo los genes que contienen las instrucciones que se manifiestan en el cuerpo y el metabolismo de cada individuo, las poblaciones que forman los grupos de individuos en los distintos lugares en donde viven, los ecosistemas que se forman con esas poblaciones y los procesos que mantienen y hacen posible la aparición de nuevas variantes de organismos en forma natural. Para el ser humano la biodiversidad que está presente en nuestros campos y praderas, como cultivos y ganado, representan suministro de alimentos y materias primas; además, interviene en procesos como el reciclaje de nutrientes que forman y fertilizan el suelo, así como en la fotosíntesis que es la base de la producción primaria del mundo vivo y generadora de oxígeno, todo ello esencial para la vida humana.

Actualmente se usa el concepto de biodiversidad en el contexto de la sustentabilidad, para enfatizar que la vida tal y como la conocemos en la Tierra no ocurre en forma inmutable, sino que es su naturaleza generar variantes entretejidas y así probar constantemente la posibilidad de encontrar formas nuevas de vivir en la biosfera (que es la capa de nuestro planeta en donde se dan las condiciones físicas que hacen posible la aparición y mantenimiento de la vida). La diversidad es necesaria para el funcionamiento eficiente y sostenido de los ecosistemas naturales a largo plazo, lo mismo que de los sistemas transformados por los seres humanos, como los agropecuarios, los que por cierto usan variedades de cultivos o ganado para la producción. Es interesante notar que de alguna manera se trata de una regla contraria a la que vemos en el funcionamiento económico globalizado, en el que las mercancías tienden a ser homogéneas en todas partes.

En la biosfera cada pedazo del territorio opone desafíos a las formas biológicas, que al sobrevivir diferencialmente transmiten a su descendencia cambios en sus características y por tanto cambios para las especies a las que pertenecen, el proceso resulta en una cierta tendencia a producir una mayor habilidad para prevalecer en esas condiciones particulares en las que han subsistido. De modo que la vida está siempre experimentando y reinventándose en un proceso sin fin.  Diversidad es así sinónimo de oportunidades nuevas para adaptarse mejor a lo existente o para empezar en condiciones ambientales nuevas.  Uno de los resultados más directos de esta característica de la vida es la obtención de especies agrícolas o ganaderas a partir de las especies silvestres, proceso que se ha llamado domesticación. Hay lugares particulares en el planeta en donde este tipo de domesticación ocurrió en forma exitosa, sin duda asociado a la existencia de una diversidad natural nativa que aún hoy es palpable, como es el caso de Mesoamérica (sur de México y Centroamérica), que sirvió como centro de origen y diversificación para más de 130 especies vegetales de valor agrícola y cultural.

Aún en las mismas variedades cultivadas (pensemos en nuestros maíces, frijoles, calabazas, chiles, vainilla, agaves, amarantos, zapote, guanábana, guayaba, mamey, papaya, tejocote, capulín, aguacate y algodón) la existencia de diversidad genética es importante pues da la oportunidad de satisfacer necesidades culturales y económicas humanas pero también la de enfrentar enfermedades o cambios de clima o de suelos o de lo que sea.  Imaginemos la gama de posibilidades que representan las 59 razas nativas de maíz, las 70 especies de frijoles silvestres y las 40 variedades de chiles que existen en México, además de las más de 3,300 especies de plantas que se emplean con fines medicinales. Sin biodiversidad la adaptación es imposible. Sabemos que se están perdiendo especies silvestres en forma masiva, en gran parte debido a la acción modificadora del ser humano sobre los ecosistemas naturales, por ejemplo el cambio en uso del suelo y por lo tanto de cubierta vegetal y de otros como la contaminación con compuestos químicos.  También estamos perdiendo cultivos y diversidad en los animales domésticos por la influencia homogeneizadora de los mercados que determinan lo que se cultiva y cría en los campos y praderas. Las razas autóctonas han sido sustituidas por el uso de variedades mejoradas de alto rendimiento económico, mientras que las variedades criollas han quedado relegadas a cultivos de subsistencia para consumo familiar.

 

¿Qué posición ocupa el estado de Veracruz en esta área a nivel nacional?

Veracruz es considerado el tercer estado del país en orden de acumulación de especies conocidas por la ciencia. En su territorio se ha detectado la presencia de cerca de una de cada tres especies de anfibios, reptiles y plantas vasculares (helechos, coníferas y las que producen flores) registradas para México, y alrededor del 65% de las especies de aves conocidas para el país. Sin embargo, hay que considerar que este dato se refiere al registro científico acumulado, no a un recuento que se haya hecho en un solo momento. Tal recuento “censal” no se ha hecho prácticamente en ningún lado a gran escala. Una muestra de la riqueza en que se traduce este conocimiento y uso de esta biodiversidad lo representan los sistemas de producción de las comunidades totonacas que aprovechan 355 especies de plantas y animales, incluyendo el uso de 72 especies de plantas en sus milpas y alrededor de 100 especies en sus huertos familiares. Por otra parte hay que considerar que desafortunadamente la cubierta vegetal originaria de Veracruz ha sido profundamente transformada en una proporción que se estima por encima del 90%; en gran parte en forma drástica al substituir selvas por potreros. No sabemos con exactitud las consecuencias de tal transformación sobre la biodiversidad numérica del estado, aunque se sospecha un alto riesgo de extinción de especies, condición desafortunadamente muy difícil de documentar fehacientemente e imposible de revertir: la extinción es para siempre.

 


¿Qué estamos haciendo a nivel institucional por el cuidado de nuestra biodiversidad?

México tiene institucionalmente una gran conciencia sobre la importancia de la biodiversidad y ha dado lugar así a la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (CONABIO, http://www.conabio.mx ), que fue creada en 1992 y se dedica, entre otras cosas, a la enorme tarea de coordinar los estudios para inventariar la riqueza biológica del país.  El año pasado se elaboró en Veracruz la Estrategia para la Conservación y Uso sustentable de la Biodiversidad del Estado. Ahora se está instrumentando esta estrategia, para empezar, con la creación de la Comisión Estatal para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.  Además, desde el año 2000, contamos con una política de gestión de Áreas Naturales Protegidas (ANPs), que a nivel Federal es responsabilidad de la CONANP dirigir, pero que se suma a las iniciativas locales de conservación. La CONAFOR impulsa tanto acciones de conservación como de fomento al uso sustentable de las masas forestales.  En los tiempos actuales de cambio climático, se sabe que simplemente evitando la deforestación en el planeta se podría reducir el equivalente a la emisión de gases de efecto invernadero de alrededor de 12% del total.  Hay un programa mundial para esto que es REDD y en el que México participa con CONAFOR y muchas otras instituciones en forma muy activa.  CONAFOR lleva actualmente un inventario forestal y de suelos (INFyS) que es ejemplo a nivel mundial pues permite obtener datos de campo sobre el estado de los bosques de México en forma periódica y detallada. Hay una importante actividad de investigación sobre biodiversidad en varias instituciones del Sistema Nacional de Centros Públicos de Investigación que coordina CONACyT como es el Inecol, EcoSur, CICY, CibNor, IPICyT y CIAD principalmente.  Desde luego la UNAM (sede del herbario nacional entre otras colecciones), el IPN y el CINVESTAV también tienen importantes grupos de investigación en la materia así como algunas de las universidades estatales más importantes como la UV entre otras.

 

¿Qué hacemos en Veracruz por preservar nuestras especies?

La biodiversidad de Veracruz es de las mejor conocidas del país y hay mucha información disponible. Se tienen en operación programas de conservación de ANPs federales, estatales y hasta municipales, se han venido impulsando programas de manejo sustentable forestal y agropecuario.  Se ha promovido el crecimiento de una cultura al respecto entre la población. Operan programas de vigilancia y sanción al tráfico comercial de especies en condición sensible (raras o en peligro de extinción).  Se disponen de marcos legales y normativos para intentar preservar la naturaleza. Empero falta tener la capacidad para hacer cumplir las normas, llegar efectivamente a concientizar a la población en forma masiva y ampliar las vías de participación ciudadana. Sin duda el mayor reto consiste en lograr que las políticas económicas tengan consistencia con las políticas ambientales. Para ello es necesario contar con un marco estratégico general para la sustentabilidad no solamente en el estado de Veracruz sino en el país, que articule y de coherencia a las medidas de conservación, los emprendimientos económicos y el desarrollo social. El excepcional legado natural y cultural de Veracruz le ha permitido disfrutar de una condición privilegiada; sin embargo, las pérdidas de biodiversidad, además de disminuir su capital natural, están reduciendo su abanico de oportunidades de desarrollo. Con una visión más integral de las relaciones entre sus acervos biológicos, sociales y culturales podría aprovechar mejor la situación privilegiada que tiene.

En este sentido hay que considerar que para mejorar no se trata de que los proyectos logren la “autorización ambiental”, sino de que desde su concepción incluyan la dimensión ambiental como parte de los criterios de sustentabilidad que optimizan una propuesta de desarrollo. Debemos poder responder a preguntas como: ¿Qué prevé la propuesta de ampliación del puerto de Veracruz para la sustentabilidad de la Ciudad con la que vive? ¿Cómo se pueden diseñar los proyectos mineros para procurar al máximo posible que los procesos ecológicos en su entorno no sean destruidos y evitar así dañar los servicios ambientales?  ¿Qué podemos hacer para evitar que la modificación substancial a los flujos hidro-sedimentarios, que ocurren normalmente al construir presas, no dañen profundamente los ecosistemas desde su cortina y hasta la desembocadura del río en donde se ubiquen?  Todo esto requiere cambiar nuestro hábito de ver a los proyectos solamente como desafíos constructivos y económicos, debemos hacer que la búsqueda tecnológica de armonizarlos con el funcionamiento de la biodiversidad sea un requerimiento indispensable y también habitual.

Finalmente hay que apreciar que lo importante no es tanto cuidar a las especies sino a la pujanza de la vida. Nuestros ancestros indígenas hicieron la colosal tarea de convertir plantas silvestres en los cultivares que aún hoy en día son fuente de riqueza y sustento.  Lo hicieron con sus manos, talento y perseverancia a partir de la biodiversidad disponible que supieron aprovechar y mantener.  En el mundo de vertiginosa evolución económica y tecnológica de hoy, pareciera que tal vínculo de la humanidad con la biodiversidad tendrá que ser reinventado pues el olvido es ya de tamaño monumental.

 

Fotografías

  • Jaguar (Panthera onca): Carlos Galindo Leal, CONABIO (banner de inicio)
  • Manatí  (Trichechus manatus): Humberto Baena Basave, CONABIO  (banner de inicio)
  • San Juan Bautista: Diana Kennedy, CONABIO (foto 1)
  • Paracho Michoacán: Adalberto Ríos Szalay, CONABIO (foto 1)
  • Diversidad cultural: Sergio Avendaño Reyes, INECOL (foto 2)
  • Maíz (Zea mays): Laura Rojas Paredes, CONABIO (foto 2)