Significa estar en un estado de salud óptimo, es decir libre de enfermedades, y ¿qué son las enfermedades? pues son desajustes fisiológicos de nuestro cuerpo que pueden ser producidos por agentes infecciosos como los parásitos o por agentes no infecciosos como productos químicos que contaminan los alimentos que comemos como los fertilizantes. Cuando visitamos a un médico es porque estamos en un estado no óptimo de salud, y lo que queremos que haga el médico es regresarnos a dicho estado de equilibrio o salud. Entonces, la primera palabra clave para entender nuestra nueva disciplina científica es SALUD.

 

Y a todo esto, ¿qué es la salud?

La salud la podemos definir en dos partes, (1) La salud humana que es entendida como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedades, y (2) la salud ambiental que engloba los factores ambientales que podrían incidir en la salud humana y se basa en la prevención de las enfermedades y en la creación de ambientes propicios para el óptimo desarrollo de la población humana.

Ahora nos queda nuestra segunda palabra: Conservación. En términos biológicos se refiere a mantener en un estado de salud y proteger los ecosistemas del planeta, es decir salud ambiental. ¿Por qué es importante la salud ambiental? ¿Alguna vez se ha puesto a pensar de dónde salen todos los productos y materia prima que hacen más placentera nuestra vida y nos permiten mantener un estado de salud? Bueno, la respuesta es muy sencilla, todo lo que tenemos y usamos se deriva de un modo directo o indirecto de los recursos naturales del planeta, o como bien lo menciona el Profesor Robert M. May, del departamento de zoología de la universidad de Oxford, en su prefacio publicado en el libro Biological Diversity en 2011, “…la humanidad toma para si misma, directa o indirectamente, aproximadamente el 40% de la productividad primaria neta terrestre…”. Entonces, queda claro que si no protegemos nuestros ecosistemas, lo más probable es que nuestra calidad de vida empeore en lugar de mejorar. Un ejemplo importante para entender la magnitud de las consecuencias que habría que pagar si se llegara a perder la salud de los ecosistemas o la salud ambiental sería el proceso de la polinización, al respecto, Aaron Bernstein, de la escuela de medicina de Harvard, apunta en un capítulo publicado en el libro New Directions in Conservation Medicine en 2012 que “El valor económico anual de los polinizadores [como las abejas y los murciélagos] en la producción de alimentos ha sido estimado en más de 150 billones de euros ($225 billones de dólares)…”. Es decir, si los polinizadores llegaran a desaparecer por la contaminación o destrucción de los ambientes, se necesitarían a nivel mundial aproximadamente 225 billones de dólares para pagarle a personas que realicen la polinización de las flores de forma manual. La polinización es un proceso que nos ofrecen de manera gratuita todos los animales que naturalmente polinizan las flores, el único requisito que se nos pide para ahorrarnos todo ese dinero es mantener la salud ambiental!

Ahora sí, llegamos al momento en que podemos definir nuestra nueva rama del conocimiento. La medicina de la conservación es una rama reciente de la ciencia que surgió debido a la importancia que representa la salud tanto humana como la de otros organismos (animales y vegetales), en especial los que tienen importancia económica para los humanos. Esta rama de la ciencia se define como “el estudio de la biodiversidad del planeta y la salud de los ecosistemas a través de investigación interdisciplinaria y educación, lo cual conduce a mejorar el bienestar del hombre mediante el adecuado manejo de la biodiversidad y los ecosistemas donde habita”. En otras palabras esta área de estudio trata de restablecer el balance que la naturaleza ha perdido por los cambios tan rápidos y drásticos de los últimos 200 años, en particular desde el inicio de la revolución industrial. Por lo tanto podemos decir que la ciencia de la medicina de la conservación tiene un enfoque de eco salud, es decir busca el equilibrio óptimo entre la salud-bienestar del ser humano y la protección del medio ambiente. Por lo tanto, la eco saludo salud ecológica busca la aplicación de la interrelación entre los científicos, la comunidad y los gobiernos.

 

¿Y qué sucede cuando se pierde la salud ecológica?

A. Alonso Aguirre, del departamento de ciencias ambientales y política de la universidad George Mason, menciona en un capítulo publicado en el libro New Directions in Conservation Medicine en 2012 que “Durante los últimos 30 años, los impactos de los humanos sobre la salud del planeta pueden clasificarse dentro de cuatro áreas de preocupación ambiental: 1. Pérdida de biodiversidad, destrucción del hábitat, degradación y modificación de los procesos ecológicos, 2. Incremento en la contaminación global, substancias tóxicas [pesticidas, metales pesados, productos de cuidado personal, farmacéuticos], 3. Cambio climático global y 4. Transporte global de especies, incluyendo pero no limitado a patógenos y parásitos, a nuevos ambientes”.

Los impactos arriba mencionados se derivan directamente del crecimiento exponencial de nuestra especie a nivel mundial. Cada vez somos más personas las que vivimos en este planeta y todos necesitamos un mínimo de requerimientos para poder subsistir. Al aumentar el número de personas aumenta la demanda de alimentos, vestido y vivienda entre otros, lo que conlleva a una mayor utilización de los recursos naturales y a la destrucción de bosques y selvas para la construcción de viviendas. A su vez esto genera un aumento en la cantidad de desechos que serán vertidos a los ecosistemas, y si éstos no son procesados adecuadamente se generará contaminación de cuerpos de agua y aumentara el riesgo de enfermedades. Por ejemplo, en Alemania se han detectado grandes cantidades de antibióticos en ríos, humedales e incluso en agua subterránea, los cuáles han sido vertidos al ambiente a través de agua de desecho que no ha sido tratada de manera adecuada. El agua de desecho contaminada con antibióticos proviene principalmente de uso médico y veterinario. El problema principal de este tipo de contaminación es la generación de nuevas cepas de bacterias resistentes a los antibióticos, las cuáles pueden generar problemas de salud tanto en humanos como en animales domésticos y silvestres. Además, los antibióticos podrían afectar negativamente procesos biogeoquímicos como la nitrificación; es decir, afectarían la eficiencia con la cual se incorpora el nitrógeno al suelo reduciendo la cantidad de este nutriente para organismos como las plantas. Finalmente, en la actualidad la contaminación fecal de los ecosistemas costeros marinos es un problema global que causa el cierre de playas y restricciones de pesca; algunas de las especies de bacterias que se utilizan como indicadores de contaminación son Salmonella entérica, Campylobacter spp., Escherichia coli, Clostridium perfringens y C. difficile.

Debido a los drásticos y acelerados cambios ambientales que nuestro planeta está sufriendo actualmente, principalmente debido a la actividad humana, los ecosistemas están perdiendo su equilibrio. Esto nos dirige hacia una época sin precedentes, en la que los parásitos y sus enfermedades se están convirtiendo en una verdadera pesadilla para los científicos de la salud y los gobiernos. Los dos tipos de patógenos que se han convertido en una carga económica para los países del mundo son: (1) las enfermedades infecciosas emergentes (EIE), que son enfermedades cuyos agentes infecciosos se conocen pero han cambiado su presentación clínica recientemente (ejemplo: gripe aviar, gripe porcina), o son nuevas (ejemplo: virus Nipah), y que recientemente han incrementado en su incidencia, impacto o extensión geográfica (se presentan en regiones en las que no existían antes), e infectan a nuevos hospederos. (2) las enfermedades reemergentes(ERE), que son aquellas que involucran a patógenos que habían sido controlados o erradicados, pero que recientemente han vuelto a presentarse (ejemplo: sarampión, tuberculosis).

Debido al crecimiento de la población humana, se espera un incremento en la probabilidad de transmisión de patógenos de humanos a animales (domésticos y silvestres) y de animales a humanos. Se han registrado aproximadamente un total de 300 casos de EIE en la población humana a nivel mundial desde los años cuarentas, la mayoría de los cuales provienen de animales tanto domésticos como silvestres. Los patógenos emergentes que se transmiten de animales a humanos se conocen como zoonóticos. Por lo regular las enfermedades zoonóticas surgen cuando cambios ambientales y/o cambios en las actividades humanas modifican la relación entre humanos y animales, dando la oportunidad de que nuevos patógenos colonicen poblaciones humanas y nuevos sitios.

Para entender como sucede esto analicemos un ejemplo. El virus Nipah (NiV) es una especie de virus que infecta naturalmente a diferentes especies de murciélagos frugívoros; el NiV se transmitió a los humanos a través de la interacción directa (manejo de animales) con cerdos de granjas criadoras o de manera indirecta por el consumo de carne de cerdo contaminada. Fue detectado por primera vez en Malasia en 1997, inicialmente surgió como una enfermedad respiratoria y neurológica de los cerdos, que posteriormente afectó a los humanos produciendo una mortalidad del 40% de las personas infectadas. En Bangladesh han habido brotes anuales de NiV desde 2001 con una tase de mortalidad de hasta el 90%. Claramente es una enfermedad con consecuencias importantes para la salud, pero ¿cómo sucedió esto? A través de muchos estudios interdisciplinarios se reconoció que el principal factor que provocó la aparición de esta nueva EIE fue la expansión e intensificación de granjas de cerdo para consumo humano. Dicha expansión llevó a la deforestación y la incursión de las personas en hábitats donde naturalmente ocurren los murciélagos, muchas de estas granjas dejaron los árboles frutales intactos para utilizarlos como parte de la alimentación de los cerdos, pero sin sospechar que los murciélagos también utilizan los frutos de dichos árboles. Como consecuencia los cerdos se expusieron al NiV a través del consumo de restos de fruta inicialmente ingerida por los murciélagos y a través del contacto con las excretas de los murciélagos que quedaban en el suelo de las granjas.

Todo indica que debemos preocuparnos no solo por nuestra salud, sino también por la de todos los demás organismos con los que convivimos en el planeta, ya que esto no solo nos ahorrará una cantidad enorme de dinero sino también nos ayudará a mantenernos saludables. Después de tomar unos minutos para analizar toda la información presentada, nos daremos cuenta de que en realidad Los Doctores del Ecosistema no son solo los especialistas de las diferentes disciplinas que conforman la Medicina de la Conservación, en realidad somos todos, y todos debemos contribuir a tener u