Existen en el mundo unas cuantas especies de plantas angiospermas (unas 4,000 aproximadamente, según Bell & Adams 2011) que dependen de otras plantas (en mayor o menor grado) para completar su ciclo de vida. Algunas de ellas son incapaces de llevar a cabo la fotosísntesis, dependiendo completamente de su hospedera. Se les conoce como “holoparásitas”, es decir, que son incapaces de producir su propio alimento. Las especies del género Cuscuta son un buen ejemplo de éstas. Otro tipo de plantas, que fotosintetizan pero no son capaces de absorber agua por ellas mismas, por carecer de raíces, se denominan “hemiparásitas”, o sea, que parasitan parcialmente a su hospedera.

¿En qué momento aparecieron las plantas parásitas?

Las plantas parásitas han surgido en varios momentos a lo largo de la evolución. Es decir, por alguna razón que todavía no comprendemos, algunas angiospermas perdieron la capacidad de nutrirse por ellas mismas y se hicieron parásitas.

¿Suben o bajan?

Existen plantas que parasitan raíces, mientras que otras sólo parasitan las partes aéreas.

¿Cuáles surgieron primero?

Se tiene evidencia que aparecieron primero las parásitas de raíces y después, las que parasitan las partes aéreas.

¿Tienen alguna preferencia climática o geográfica?

 Actualmente, las encontramos en todos los ambientes, desde la tundra hasta los bosques tropicales, pasando por los desiertos.

¿Representan algún peligro las plantas parásitas?  

Sí. Hay muchas especies que parasitan a plantas que son esenciales para la alimentación humana. Por ejemplo, las que parasitan los arrozales (¿nombre?). Hay otras que parasitan a árboles de importancia forestal (especies de pinos y de abetos, por ejemplo) o especies de frutales (como las que parasitan a los cítricos, la llamada “corrigüela”).  Estas parásitas causan pérdidas cuantiosas a la industria forestal y a la fruticultura, en todo el mundo.

¿Deberíamos acabar con ellas?

No. Todo organismo vivo juega un papel único en la naturaleza, por lo que, si pretendiéramos exterminar a las plantas parásitas completamente, también estaríamos poniendo en peligro a muchas especies de aves, mariposas, abejas, etc., que dependen de ellas. Se ha demostrado que algunas especies parásitas son “recursos clave”, que juegan un papel determinante en su ambiente. Por ejemplo, un experimento a gran escala hecho en Australia, demostró que eliminación artificial de una especie de planta parásita de un lote experimental, causó una disminución de más del 26% en la diversidad de aves (Watson & Herring 2012).

 

 

¿Cómo se pueden controlar las plantas parásias?

Ha habido muchos intentos por controlar las plantas parásitas. Entre más pequeñas, más difícil es su localización. Las que crecen sobre plantas comestibles son muy difícil de erradicar. Aquellas que crecen sobre árboles son más conspicuas y se pueden cortar (si están al alcance de la mano). Las podas de ramas infectadas es una práctica común, que da resultados aparentemente buenos, pero que perjudican al árbol parasitado, pues le reducen su área fotosintética. Puede ser peor el remedio que la enfermedad.

 

¿Existen formas “amigables” de combatir a las plantas parásitas?

Se están llevando actualmente muchos esfuerzos por controlar la proliferación de algunas especies de parásitas, que van desde las fumigaciones desde el aire, hasta inyecciones de herbicidas. Actualmente, en el Instituto de Ecología, A.C. estamos desarrollando un método “quirúrgico” para controlar la proliferación de plantas hemiparásitas, que consiste en aplicar una sustancia de liberación prolongada sobre las ramas de las parásitas, que no afectan a la planta hospedera (ver imagen adjunta). Decimos que es un ataque quirúrgico (en el sentido bélico usado por los marines norteamericanos), porque sólo afectan a la planta que es nuestro objetivo: la parásita. Para esto, se está trabajando también en la fabricación de un aplicador que permita lanzar el pélet de liberación prolongada a una distancia de varios metros, con bastante precisión. Estamos aun en etapa de prueba, pero los resultados preliminares obtenidos nos indican de que estamos cerca de lograr un método satisfactorio de controlar la proliferación de algunas especies parásitas vegetales.