Primero es necesario reconocer que la “vida romántica” de cualquier organismo (incluyéndonos) tiene mucho que ver con un interés por perpetuar la especie. Así también la “vida romántica” de los insectos se establece con el objetivo de reproducirse, pero sólo después de cumplir conciertas condiciones. La mayoría de los animales y muchos insectos presentan un comportamiento especial para reproducirse. Este comportamiento se relaciona con el acto de apareamiento o cópula y puede dividirse en varias etapas: primero localizar a la pareja, después establecer un cortejo para retenerla, si logran ésto pueden copular y si hay oportunidad pueden manifestar cierto comportamiento post-copulatorio. Básicamente, la función de este comportamiento reproductor es asegurar la transferencia del esperma del macho a la hembra para producir una nueva generación.

En el primer caso, después del reconocimiento y localización de la pareja, es necesario mantener juntos al macho y a la hembra para que el esperma pueda ser transferido al tracto reproductor de la hembra y así asegurar la fertilización de los huevos. Pero en algunos casos no es necesaria la presencia de ambos sexos para realizar la transferencia del esperma. Por ejemplo, en los insectos más primitivos y que no tienen alas, como los colémbolos y tisanuros,el macho deposita el paquete de esperma sobre una superficie y después la hembra lo encuentra y lo introduce en su tracto reproductivo.Este sería el comportamiento reproductor más sencillo entre los insectos.

Pero en la mayoría de los insectos el comportamiento reproductor es más complejo y evolucionado, que implican el uso de una variedad de estímulos y señales que ayudan a la localización de las parejas. Entre estas señales están las visuales, olfatorias, auditivas o táctiles. Para las señales visuales los insectos sobre todo los de vida diurna, realizan diversos movimientos o utilizan colores, formas y tamaños que atraen a su potencial pareja. En insectos nocturnos también se presentan señales visuales, por ejemplo las luciérnagas cuentan con un órgano especial en la parte posterior del abdomen que producir luz por bioluminicencia, que mediante “claves específicas” ayudan a ubicarlos según su sexo. Al final el reconocimiento de las parejas generalmente es por estímulos químicos o táctiles.

Otro de los estímulos químicos muy utilizados son las feromonas, que son tan particulares para cada especie que pueden ser reconocidas incluso a mucha distancia. Este tipo de señales es percibido a través de estructuras especializadas como las antenas, que en algunos casos son tan complejas como se observa en algunas mariposas nocturnas. El sonido es otro estímulo utilizado por los machos de los grillos o saltamontes para atraer a su pareja mediante estridulaciones, que son como chirridos muy característicos que producen frotando sus patas posteriores contra sus alas o abdomen. ¿Quién no ha dormido arrullado por el canto de los grillos?

Algunos insectos aprovechan la oportunidad de encontrar pareja cuando se reúnen en un mismo lugar, sobre todo cerca o sobre su fuente de alimento. Por ejemplo, los escarabajos estercoleros se reúnen cerca o bajo el estiércol o excremento de los animales.Así el peculiar “perfume” de este material sirve de señal atractiva para los escarabajos. Pero existen casos en los cuales un mismo escarabajo puede cortar un pedazo de estiércol y rodarlo lejos de la fuente de alimento para así utilizarlo como atractivo para su posible pareja. Este comportamiento de rodaje también es una señal para ellos y una vez reconocidos y aceptados entre sí, pueden seguir rodando pero ahora juntos hasta un lugar adecuado para enterrar su bola de alimento. Pero no todos hacen bolas con el estiércol, muchas especies lo entierran bajo la masa de alimento para evitar competir con otros y así asegurar tener un recurso que ofrecer a su pareja e incluso a su descendencia.

Después del encuentro y reconocimiento de las parejas pueden iniciar el apareamiento, pero en algunos casos aún hay un comportamiento previo o cortejo que puede ser simple o muy elaborado según cada especie. Este comportamiento puede ser tan específico que evita que individuos de especies cercanas se crucen. En otros casos, por ejemplo entre especies predadoras el cortejo puede ayudar a evitar que las hembras consuman a su “pretendiente” antes de la cópula, como sucede con los machos de las moscas de la familia Empididae, cuyo elaborado comportamiento incluye ofrecer un “regalo comestible” a la hembra para distraerla y así poder aparearse. Otro ejemplo interesante se observa en la llamada “campamocha” o Mantis religiosa, cuya voraz hembra después que el macho la monta para aparearse, ésta le corta la cabeza y se la come. Así el “regalo” es el mismo macho, cuya muerte parece mejorar la inseminación, asegurando con esto que su esperma tenga éxito para fertilizar los huevos de esa hembra

El apareamiento o cópula depende muchas veces del esfuerzo del macho para cortejar a la hembra, pero también de la receptividad que ésta tenga, lo que a su vez depende de su estado fisiológico. En las hembras vírgenes, existe una relación entre el estado de madurez del huevo y su receptividad, todo finalmente gobernado por las hormonas. En muchas especies se sabe que las hembras se pueden aparear una o varias veces en su vida, pero que después de cada cópula, éstas ya no son receptivas para otros machos o por lo menos durante algún tiempo. Esto resulta en un mecanismo de control mecánico o químico de la receptividad, que se desencadena una vez que el esperma y las substancias que lo acompañan, llegan a la espermateca de la hembra, que es la estructura donde se almacenan los espermatozoides hasta que se liberan para fertilizar a los huevos.

Existen otros mecanismos de control de la cópula que dependen de las condiciones ambientales. Por ejemplo, hay especies que dependen de la iluminación y solo se aparean a cierta hora del día o de la noche, o bien buscan lugares obscuros. La temperatura ambiental y la humedad del suelo o del aire determinan las mejores condiciones para la reproducción de muchos organismos, no solo de los insectos. Todos sabemos como abundan los insectos durante la primavera y el verano.

La transferencia del esperma o inseminación de las hembras es variable entre los insectos. En los más primitivos existe una transferencia directa, pero en los más evolucionados se realiza mediante una estructura especializada llamada espermatóforo, que los machos elaboran antes (en los grillos o chapulines) o durante la cópula (como en los escarabajos). Esta estructura se forma con las secreciones de las glándulas accesorias del aparato reproductor de los machos, las cuales además de servir para transportar a los espermatozoides, les proporcionan protección y alimento mientras permanecen dentro de la espermateca. Se sabe incluso que una parte delespermatóforo puede servir de alimento para la hembra o formar un tapóncopulatorio, como entre los grillos, mosquitos, abejas y mariposas, evitando así que otros machos las copulen, o por lo menos que les den tiempo suficiente para que su esperma llegue a la espermateca.

Estas secreciones del macho pueden ser tan importantes que una vez que se absorben en el cuerpo de la hembra pueden estimular en algunas especies, el comportamiento de nidificación. 

En los insectos que no elaboran espermatóforo, la transferencia del esperma o inseminación se realiza durante la cópula, liberando las secreciones y el esperma casi directamente en la entrada de la espermateca. Por ejemplo, en las libélulas y “caballitos del diablo” el macho antes del apareamiento transfiere su esperma al órgano copulador y una vez en vuelo engancha a la hembra por su cabeza o protórax y le transfiere su esperma cuando ésta se dobla para unirse al órgano copulador, retirando éste previamente el esperma contenido en su órgano genital y evitando así competir con el esperma de otros machos.

Existe otra forma de inseminación poco usual observada entre las “chinches de cama”. En este tipo de inseminación el macho prácticamente le inyecta su esperma en la cavidad del cuerpo de la hembra, llegando a su interior o hemocele, desde donde migran por su sistema circulatorio hasta un órgano especializado para su almacenaje pero diferente a la espermateca. Este tipo de mecanismo de transferencia se conoce como inseminación hemocélica o traumática, pues como se observa resulta traumático para la hembra esta inseminación, aunque en algunos casos se considera como ventajoso pues en ausencia de alimento esta inseminación puede proporcionarle nutrientes.

Finalmente, una vez que concluye la inseminación o cópula el macho se aleja de la hembra, o bien se mantiene junto a ella por otro tiempo manifestando cierto comportamiento. Por ejemplo, algunos machos de los escarabajos estercoleros después de la cópula ayudan a elaborar el nido junto con la hembra. Otros machos en cambio, se quedan junto a la hembra pero solo tocándolas con sus patas o antenas, a manera de “caricias”.Como se ha observado la “vida romántica” de los insectos está llena de aspectos muy interesantes, pero no todo es sexo, también hay cortejos, romance e incluso dramas!