Seguramente te lo has encontrado cuando caminas por el bosque, los parques e, incluso, las calles de las ciudades, por eso se dice que es cosmopolita. Se caracteriza, además de su color rojo brillante, por presentar poros diminutos en la parte inferior y tener forma de repisa. Es de consistencia leñosa-cartilaginosa, crece sobre madera muerta de varios tipos de especies de árboles; se encuentra en zonas tropicales y subtropicales. A este hongo se le considera un indicador ecológico ya que, donde se localiza, es seguro que la zona está ya muy perturbada.
Aunque no es considerado comestible, por su dura consistencia, se tienen registros de que algunos indígenas del Amazonas lo comen después de hervirlos (Prance y Kallunki, 1984). En la medicina tradicional china, se emplea contra la fiebre y para evitar hemorragias (Ying et al., 1987). En México, algunos grupos indígenas de Veracruz como los totonacas, lo usan para curar enfermedades en la piel (verrugas) (Martínez-Alfaro et al., 1983), y en Chiapas, lo usan las jóvenes indígenas como maquillaje, para colorearse las mejillas durante los días de fiesta (Guzmán, 2003).
Las especies de Pycnoporus tienen diferentes usos en biotecnología como la producción de enzimas útiles en degradación de lignocelulosa (lacasas, tirosinasas, celobiosadeshidrogenasas, quitinasas, celulasas, pectinasas y xilasas, entre otras); además de producir pigmentos y compuestos antimicrobianos (Smânia et al., 1998; Morozoba et al., 2007; Lomascolo et al., 2011).
Algunas investigaciones indican que una estructura central de tipo fenoxazina-3-ona (un heterociclo de nitrógeno) es la responsable de actividades antimicrobianas, antiinflamatorias y anticancerígenas; también se ha indicado que esta estructura química es la responsable del pigmento de color rojo, la
cinabarina (Achenbach y Blüm, 1991). Ésta, tiene un anillo básico similar al de la actinomicina D, un antibiótico que se usa para tratar ciertas formas de cáncer.
Los pigmentos rojos o anaranjados de los basidiomas de Pycnoporus son compuestos derivados de la cinabarina (ácido cinabarínico y la tramesanguina, (Eggert et al., 1996). Estas sustancias, extraídas adecuadamente, pueden ser empleadas para dar color a los alimentos, en la industria farmacéutica y textil. Al parecer, no tienen efectos nocivos para la salud humana y se pueden obtener múltiples beneficios económicos a nivel industrial, desplazando a los pigmentos sintetizados químicamente, que presentan desventajas toxicológicas (Rosales-López, 2019).
Literatura citada
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