Independientemente del daño, que debido a su comportamiento natural causan a la biodiversidad (principalmente por la depredación de fauna silvestre), estos compañeros peludos también juegan un rol importante en la transmisión de enfermedades zoonóticas (enfermedades que se transmiten entre animales y humanos), que pueden afectar tanto a los humanos como a otras especies silvestres. Aquí, abordaremos de manera general a la parvovirosis, una enfermedad viral que afecta mayormente a los canidos y que es transmitida principalmente por los perros.

Perros, dejando huella a su paso

Los perros son las mascotas más populares (hay aproximadamente 500 millones de perros en el mundo). Aquellos que forman parte de una familia normalmente reciben todos los cuidados necesarios por parte de los propietarios, como baños, desparasitaciones (al menos cada seis meses) y vacunación (Figura 1). Sin embargo, los perros callejeros y ferales que no cuentan con estos cuidados son un riesgo para la salud pública. La gran cantidad de heces que producen y que, en el caso de los perros callejeros, quedan depositadas sobre las calles, las banquetas o áreas verdes representan uno de los principales riesgos (Figura 2). ¿Cuántas veces al caminar por las calles de Xalapa y sus alrededores, o en los diversos parques con que cuenta nuestra ciudad nos hemos encontrado con una gran cantidad de heces de perro?

Estas heces o excremento suelen contener una gran cantidad de patógenos (virus, bacterias y parásitos), que pueden afectar no solo a otros perros, sino también a otras especies, incluyendo especies silvestres. Las heces de perros sin un esquema competo de vacunación, pueden contener parvovirus, el virus causante de la parvovirosis en perros y en otros cánidos, e inclusive es capaz de afectar a los gatos, aunque en menor proporción que el parvovirus felino.

Parvovirus y fauna silvestre

El Parvovirus canino Tipo 2 (CPV-2) es un virus de DNA que se reportó por primera vez en Europa en 1978, posteriormente se esparció al resto del mundo como suele ocurrir con la mayoría de las enfermedades emergentes. Actualmente existen tres tipos de parvovirus canino (CPV-2a, CPV-2b, CPV-2c) que están distribuidos en distintas áreas geográficas del mundo. El virus está asociado con gastroenteritis severa, diarrea y vómitos, lo que resulta en altas tasas de mortalidad, especialmente en cachorros y perros no vacunados.

Además, los parvovirus son muy estables en el ambiente y se pueden encontrar comúnmente en áreas de cautiverio, refugios para animales y clínicas veterinarias. Esta estabilidad y la propagación directa o indirecta por los perros han provocado un aumento de la infección en especies de fauna silvestre en todo el mundo incluidos grandes felinos, dingos, chacales, civetas, lobos, coyotes, mapaches, zorros, entre otros.

Esta transmisión hacia otras especies se debe a que en la actualidad hemos invadido hábitats que pertenecían a diversas especies silvestres, lo que ha provocado interacciones entre animales domésticos y silvestres que en un hábitat sin perturbaciones no se presentan, y que expone a las diferentes especies a nuevos patógenos.

En este caso específico (CPV), la presencia de perros (mascotas, callejeros o ferales) y/o de sus heces, puede favorecer la transmisión a especies silvestres que sabemos que habitan en los alrededores de Xalapa o dentro de sus parques y reservas, por ejemplo, el zorro gris (Urocyon cinereoargenteus), (Figura 3), y los mapaches (Procyon lotor), (Figura 4).

Si bien hasta ahora desconocemos cuáles podrían ser los efectos sobre las poblaciones de estas especies silvestres, no hay mejor ejemplo que la pandemia que estamos viviendo (causada por SARS COV2), para conocer y dimensionar la capacidad de que tienen los virus para saltar entre hospederos y evolucionar a cepas más virulentas o contagiosas, o en el peor de los casos, con ambas características.

Desde un enfoque de medicina de la conservación, debemos tomar en cuenta que la salud ecológica, la salud animal y la salud humana van de la mano y que las acciones que se tomen ahora, por pequeñas que sean, pueden beneficiar a las generaciones futuras.

Dado que la vacunación de perros domésticos es muy eficaz en prevención de enfermedades, la vacunación contra el parvovirus, en todos los carnívoros domésticos y no domésticos en riesgo de infección, es muy recomendable. Sin embargo, para los carnívoros en libertad, la vacunación es casi imposible, pero si existiera la posibilidad de la vacunación, debe realizarse, por ejemplo, cuando se lleva a cabo una reintroducción de animales silvestres, sobre todo aquellos nacidos en cautiverio, debe realizarse cuando el animal haya recibido la vacunación correspondiente.

Como propietarios responsables debemos ser conscientes del riesgo que conlleva a la salud pública el no realizar acciones de medicina preventiva como la desparasitación y la vacunación. Además, debemos enfatizar la importancia de recoger las heces de nuestras mascotas, ya que muchas enfermedades tienen un ciclo de transmisión fecal oral (como el parvovirus) y las calles, parques y banquetas no son baños públicos para mascotas.

Llevar a cabo estas simples accionas ayudará a disminuir la incidencia de enfermedades zoonóticas y favorecerá al equilibrio de los ecosistemas.

  

Pie de figuras

Figura 1. Dueño responsable y su leal compañero en Los lagos, Xalapa, Ver. Autor Antonio A. Vásquez Aguilar.

Figura 2. Heces de perro en las calles de Xalapa. Autor: Antonio A. Vásquez Aguilar.

Figura 3. Zorro gris (Urocyon cinereoargenteus). Autor venadajuanz, en Naturalista (www.naturalista.mx).

Figura 4. (slider) Mapache (Procyon lotor). Autor: Checo Márquez, en Naturalista (www.naturalista.mx).