Pero, ¿en realidad es importante dedicarle un día con impacto internacional a este tipo de iniciativas? Si recapitulamos (y por si alguien no sabía) existe un documento denominado “Declaración Universal de los Derechos Humanos” en el cual la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desarrolla un capítulo donde se hace mención del valor de la Divulgación de la Ciencia. Ahí, se deja claro de manera explícita que ésta forma parte del Derecho Humano de la Educación y permite consolidar una comunidad cada vez más culta en los aspectos científicos. Al promoverse lo anterior, los involucrados tendremos un rol interactivo a fin de interpretar, proveer y alcanzar mejores condiciones de vida y se pueda tener acceso a definir con claridad que información es relevante y sustentada, especialmente entre todo el universo de impactos mediáticos que nos invaden en todo momento y que nos motivan en diversos sentidos en la vida cotidiana.

Sin embargo, cuando hablamos de “Cultura Científica”, ¿nos estamos refiriendo a una nueva “secta” de locos en bata (o en botas) que buscan hipnotizar a seres indefensos para que piensen en como dominar el planeta?, ¡Por supuesto que esto no es así! En una genial definición del Divulgador Mexicano Martín Bonfil Olivera (DGDC-UNAM), describe de una forma práctica a la “Cultura Científica” como el conocimiento, apreciación y habilidad para aplicar el pensamiento y el conocimiento científico tanto en nuestra vida diaria, nuestras actividades y las decisiones que tomamos. Queremos tener una sociedad compatible con la ciencia a fin de que tome mejores decisiones.

Es con base en lo anterior, que especialmente el personal de instituciones educativas (universidades, institutos de investigación) tenemos una clara misión y responsabilidad para contribuir a este tema, donde cada uno de nuestros grupos de trabajo debería disponer de tiempo y recursos específicos para este tema, y de manera simultánea a los proyectos de investigación que desarrollamos, incluyamos un apartado de promoción de esta “Cultura Científica” que permitirá sembrar curiosidad, interés y valor ante la sociedad de lo que proponemos y ejecutamos tanto en campo, laboratorios y múltiples ambientes donde generamos conocimiento científico. Por supuesto, estas capacidades son solo una más de los múltiples y valiosos esfuerzos de la sociedad civil organizada en ONG’s, Colectivos e iniciativas individuales que también intervienen participando en este reto desde sus “trincheras”.

Por fortuna, parece que la inercia del desarrollo tecnológico y sus efectos en la comunicación masiva están permitiendo llegar a más audiencia en un tiempo breve, pero ¡cuidado! Siempre es oportuno ser precavido en lo que se lee en los medios y reflexionar antes sobre la validez y las fuentes de quien brinda tal información que llega a nuestros ojos. Antes de dar “like” o “retwittear” alguna nota vale la pena detenerse a pensar e informarse, y más aún, verificar el origen de lo que nos ha causado asombro, interés o inclusive pena.

Finalmente, quisiera ser enfático en que aunque los medios masivos contribuyen con sus alcances para una audiencia que posee dispositivos donde se puede obtener la información (buena y a veces no tan buena), nunca va a ser mejor que la intervención directa en la que pueda brindar conocimiento a quienes realmente son usuarios inmediatos de la información que uno recopila. En nuestro caso, el trabajo con comunidades locales ubicadas en los sitios donde se distribuyen las poblaciones de primates mexicanos (y toda la biodiversidad añadida a esos sitios) en el sureste de México, es imprescindible en dos sentidos: a) de alguna manera agradecer a la gente local la oportunidad de estar aprendiendo de ellos y su conocimiento tradicional que nos enriquece como investigadores, pero también b) el gozo de devolver de una manera coloquial a ellos, los verdaderos usuarios de esta información, una síntesis de los hallazgos que han surgido de sus sitios y les permitan tener identidad, conciencia y hasta orgullo del gran valor del patrimonio natural del que son responsables. Es justamente estas alianzas entre la academia, sociedad civil y gobierno que permiten establecer prioridades en iniciativas sustentables para estos temas y muchas de las decisiones deberían venir de manera estricta de la Divulgación del conocimiento Científico.

El camino es aun largo, pero cada día se integran más y más “cómplices” a estas “travesuras” que deben volverse normalidades y obligaciones a quienes vivimos de hacer ciencia. Sin duda, científico que no intente hacer Divulgación, o al menos promoverla con su grupo de estudiantes y colaboradores (aun cuando hayan publicado muchos artículos científicos en las mejores revistas), nunca cerrará el circulo de ser un verdadero científico comprometido con la sociedad, porque esa sociedad (incluyendo a los gobernantes) nunca entenderá el valor de lo que se hace y se contribuye en los términos que esa sociedad se comunica. ¡Qué alegría y gracias SOMEDICYT por tener un “Día Internacional de la Cultura Científica”! y esperemos que esto sea el detonante para seguir unidos, haciéndolo bien y sobretodo con el nuevo “chip” en el cerebro que nos lleve a pensar en ambos sentidos en cualquier iniciativa científica: por un lado –y porque nos lo piden en nuestras instituciones- las aportaciones para divulgación en lenguaje técnico para la revisión por pares en revistas especializadas, y por otro lado -mucho más valioso-, la distribución del “fruto” del conocimiento adquirido entre la gente del “mundo real” que empezará a valorar más nuestras actividades y defenderla ante los embates del desconocimiento político que muchas veces no comprende el valor de nuestra mermada ciencia mexicana. Hagámonos presentes en todos los niveles de nuestra sociedad, que no se nos vaya la vida sin al menos intentarlo.

 

 

Pie de figuras

  • Figura 1. Explicación a la comunidad de Balzapote, Mpio de San Andrés Tuxtla, sobre la importancia de los primates en evento itinerante "Changos y Monos va a tu comunidad"

Fuente: Acervo Fotográfico Grupo de Estudios Transdisciplinarios en Primatología - INECOL

  • Figura 2. Taller de Educación Ambiental para niños con deficiencia auditiva en escuela "Niños Héroes", Xalapa, Ver.

Fuente: Acervo Fotográfico Grupo de Estudios Transdisciplinarios en Primatología - INECOL

  • Figura 3. Niño con Máscara de Mono aullador en evento "Casa Abierta" del INECOL.

Fuente: Acervo Fotográfico Grupo de Estudios Transdisciplinarios en Primatología - INECOL

  • Figura 4. Niño con Máscara de Mono araña en evento "Casa Abierta" del INECOL.

Fuente: Acervo Fotográfico Grupo de Estudios Transdisciplinarios en Primatología - INECOL

  • Figura 5. Explicación de la importancia de los primates mexicanos en evento "Casa Abierta"- INECOL.

Fuente: Acervo Fotográfico Grupo de Estudios Transdisciplinarios en Primatología - INECOL

  • Figura 6. Capacitación del grupo "Orquídeas del Maduro" de la comunidad de Tebanca, Mpio de Catemaco, para la elaboración de artesanías para el evento "Changos y Monos: Tesoros de Los Tuxtlas".

Fuente: Acervo Fotográfico Grupo de Estudios Transdisciplinarios en Primatología - INECOL

  • Figura 7. Proyección de cine documental (educativo-ambiental) en la comunidad Balzapote, Mpio. San Andrés Tuxtla en evento itinerante "Changos y Monos va a tu comunidad"

Fuente: Acervo Fotográfico Grupo de Estudios Transdisciplinarios en Primatología – INECOL

  • Figura 8.- (slider) Logo Dia Internacional de Cultura Científica

Fuente: https://twitter.com/EnteroAmbiente/status/1310602716398399489/photo/1