Palabras clave: Fenología, huracán

 

Llevábamos casi cinco años estudiando la fenología de la selva del centro de Veracruz, registrando cómo se comportaban los árboles, cuándo tiraban y producían hojas, flores y frutos, y las causas próximas o señales disparadoras, como el inicio de lluvias o el aumento en temperatura, cuando el huracán Karl azotó la región. La fenología es la actividad estacional de las plantas y animales y es el estudio de la temporalidad de los eventos biológicos cíclicos. La fenología de los árboles se ha asociado a factores abióticos (clima) y bióticos (polinización, herbivoría, dispersión de frutos) incluyendo el régimen de perturbación (huracanes, fuego), que desencadenan las pautas fenológicas. En la mayoría de las selvas tropicales, los huracanes son importantes eventos de perturbación. Varios estudios han documentado cómo éstos afectan la estructura de la vegetación, las condiciones ambientales y las interacciones bióticas.

El efecto del calentamiento global probablemente aumente la intensidad de los huracanes en el Golfo de México, antes era rara su ocurrencia y cada vez los eventos extremos son más frecuentes. El centro de Veracruz fue azotado por el huracán Karl del 14 al 18 de septiembre del 2010, este huracán categoría 3 llegó con vientos de 195 km/h causando grandes desastres en toda la región. A 10 años del huracán más destructivo en Veracruz estamos temerosos porque según la Secretaria de Protección Civil, en este 2020, viene una temporada intensa en términos climatológicos.

El objetivo de nuestro estudio fue caracterizar los patrones fenológicos en una selva estacionalmente seca antes y después del huracán, examinando también el impacto en los árboles. Cuando el huracán azotó la región, teníamos 165 árboles marcados a lo largo de un sendero que cruzaba el fragmento de selva. Mensualmente y hasta inicios de septiembre visitábamos el sitio para registrar la fenología, lo hacíamos desde el suelo, con la ayuda de binoculares. Los registros se compararon como eventos fenológicos antes y después del huracán.

En octubre del 2010, tres semanas después del huracán, regresamos a continuar con las observaciones en los individuos marcados, y a monitorear los árboles dañados. Cada árbol fue evaluado como vivo y de pie, arrancado de raíz, quebrado, o doblado (Figuras 1 y 2). Todos los árboles estaban muy defoliados pero los daños variaban según las especies, 32 de los individuos marcados fueron dañados, algunos rebrotaron y otros murieron entre tres meses y un año después del evento (Figura 3). En total murieron 13 % de los individuos marcados. Este es un valor en el rango superior reportado a nivel de rodal para selvas neotropicales (del 7-14%). En nuestro muestreo de selva, murieron más árboles desenraizados (17) que por haberse doblado (4) o quebrado (1). Cinco especies con troncos doblados y rotos rebrotaron, mientras que todos los árboles desenraizados murieron (Figura 3). La alta mortalidad podría estar relacionada con el hecho de que Karl fue el primer huracán que azotó esta región en más de 60 años.

 

La mortalidad estuvo asociada a la especie, por ejemplo, el jonote (Heliocarpus) fue la especie con más individuos muertos, todos con raíces expuestas. Otras especies no sufrieron daños, como pochote (Ceiba), guazamo (Guazuma), palo blanco (Gyrocarpus), guaje de indio (Leucaena) y roble (Trichilia), mientras que especies como flor de día (Tabebuia) tenía individuos rotos pero vivos.

Después del huracán la fenología continúo mostrando un patrón cíclico anual: caída de hojas durante la estación seca y la foliación al comienzo de las lluvias, con variaciones en la fenología reproductiva según los grupos de especies de árboles. Los patrones de caída y producción de hojas y flores fueron similares, pero la producción de frutos fue significativamente menor durante el año posterior (Figura 4).

Los resultados coinciden en que las perturbaciones afectan menos a la fenología vegetativa que a la reproductiva. Los patrones fenológicos de toda la comunidad sugieren que los factores climáticos son la causa más importante. Este impacto en la fenología puede tener un fuerte efecto en las relaciones tróficas. Algunos estudios indican que los niveles de herbivoría en hojas bajan, probablemente porque la perturbación elimina las poblaciones de insectos permitiendo que las plantas se recuperen. Otros estudios reportan que la escasez de frutos afecta a la cría de loros y al comportamiento social de los monos araña. La fenología antes del huracán indicaba diferencias fenológicas entre grupos de especies, por lo que cabría esperar que el efecto de los huracanes sería distinto, con mayor efecto en especies de selva dispersadas por animales. Nuestros resultados sugieren que aun cuando la fenología vegetativa antes y después del huracán fueron similares, sí hubo un efecto negativo en la producción de frutos, lo que a su vez puede afectar a toda la comunidad. Actualmente la selva se ve recuperada (Google Earth), pero los árboles necesitan más de 10 años para ser adultos y nos preguntamos si la composición de especies ¿será la misma? ¿cuánto cambiará la selva y qué efectos a largo plazo tendrá en el ecosistema?

 

Pie de figura

Fig 1. Entrando a la selva después del paso del Huracán (C. Alvarez-Aquino).

Fig 2. Arboles quebrados por los fuertes vientos (C. Alvarez-Aquino).

Fig 3. Arboles dañados y cómo murieron: desenraizados, doblados o quebrados. Los sobrevivientes presentaron rebrotes en el tallo (G. Williams-Linera, C. Alvarez-Aquino).

Fig 4. La producción de frutos antes y después del paso del Huracán (G. Williams-Linera).