Humboldt, el gran inspirador

Ma. Susana Alvarado Barrientos

¿Por qué decidí dedicarme a la ciencia? ¿Por qué siguieron una carrera científica mis colegas y qué estimula a estudiantes a encaminarse por la misma? Ciertamente a todos nos gusta aprender y comunicar lo que descubrimos. Pero, ¿qué nos inspiró en primer lugar y qué nos sigue inspirando? ¿Qué podría motivar a las nuevas generaciones a ser científicos? Y, más importante quizá, ¿qué motivaría a la sociedad a exigir y ser parte de una cultura científica?

Yo de niña no sabía qué quería ser cuando fuera grande. No tracé un plan muy definido para mi carrera, más bien me he conducido de manera magnética siempre atraída a aprender y viajar. Y así, una cosa llevó a otra, hasta dedicarme a la ciencia. Estudio las interacciones entre la superficie de la Tierra y la atmósfera, incluyendo un proceso invisible con nombre largo: la evapotranspiración. Más que hablar de procesos biofísicos fascinantes, aquí quisiera compartir la inspiración que he destilado de la vida y escritos del genio que celebramos este año: Alexander von Humboldt.

Von Humboldt fue uno de los más grandes científicos y el mayor inspirador de nuestra era. Esto incluye que haya sido el mejor naturalista de todos los tiempos. Fue un viajero incansable, profesor, humanista, y un excelente divulgador de la ciencia. Su influencia trasciende siglos, continentes, disciplinas y artes.

¡Cómo quisiéramos los científicos de ahora escribir así de maravilloso como lo hacía Humboldt!

Parte de su gran legado, sin minimizar sus contribuciones científicas, es la manera tan efectiva de comunicar ciencia: hacer accesible el conocimiento y su relevancia.

“Con una brisa estética, Humboldt ha iluminado la ciencia como una llama brillante”(1).

A los científicos de ahora nos hace falta codearnos con genios literarios como Goethe, ciertamente. También se requiere ser muy sensible para describir, por ejemplo, a la atmósfera de una manera tan certera y bella a la vez: luftmeer(2), que significa mar aéreo. Quizá nos ayudaría salir del cajón de las revistas arbitradas y hablar más en foros análogos a los salones de socialización de la época de Humboldt. Sin haberle conocido o escuchado personalmente, no logro imaginar a cabalidad su personalidad magnética. Se dice que no dejaba de hablar. Hablaba y escribía de temas interesantes, y de una forma cautivante, inspirando a tantos y diversos personajes geniales: Simón Bolívar, Henry David Thoreau, Ralph Waldo Emerson, Charles Darwin, Edgar Allan Poe y Jules Verne, por citar algunos. Diseminó tantas ideas, y en tan variadas direcciones, que es una tarea enorme seguirles la pista a todas hasta nuestros tiempos. Al respecto, se sabe que no tenía reparo en ser generoso con sus ideas y propios recursos. Incluso cuando éstos llegaron a ser escasos, apoyó a científicos jóvenes.

El entusiasmo con el que Humboldt motivaba era “una de las más maravillosas joyas de su corona”(3).

Von Humboldt fue gran impulsor de la colaboración científica y era un conector de personas e ideas. Organizó reuniones científicas muy distintas a las que estaban acostumbrados en su época, promoviendo con mayor entusiasmo la socialización y diálogo entre disciplinas, que las ponencias. Fue visionario en incidir, junto con otros científicos, en la creación de campañas de mediciones a nivel global, así como en fomentar el acceso general a estos datos(4). En su discurso de apertura en uno de los eventos organizados por Humboldt, recordó a los asistentes que “sin diversidad de opinión, el descubrimiento de la verdad es imposible” (5).

Von Humboldt me ha movido a reflexionar en que quizá el más noble fin de nuestro quehacer como investigadores es enriquecer la vida de las personas en el aspecto humano: sacudir la imaginación y provocar sentimientos a partir de la descripción de algún fenómeno u organismo; inspirar a comprender, a ver más allá de lo que aparenta la superficie; a conectar una idea con algo que se intuye; a maravillarse de la totalidad y a la vez de cada aspecto y detalle de nuestro planeta, de la naturaleza y sus conexiones; y ojalá, motivar a plantearnos a los científicos otras y mejores preguntas.

Aunque es imposible emular al “hombre más grande desde el diluvio”(6), sí podemos aspirar a acercarnos un poco y esforzarnos más a que la ciencia sea disfrutada por todos.

Y a ti, ¿qué te ha inspirado la vida y obra de Humboldt?

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Durante la conmemoración en el INECOL, de los 250 años de su natalicio, te invitamos a dejarte inspirar y participar en la instalación “Humboldt me inspiró a…” contribuyendo con una foto, dibujo, o una frase.

1. Johann Wolfgang von Goethe, citado en: Andrea Wulf (2015) The Invention of Nature. Vintage Books, New York, p153.

2. Moller, D. (2013) On the origin and meaning of the German word Luft and some meteorological terms concerning atmospheric water, especially fog. Die Erde, 145(4): 212-227.

3. Carl Friedrich Gauß, citado en: Andrea Wulf (2015) The Invention of Nature. Vintage Books, New York, p320.

4. Por ejemplo, la “cruzada magnética” como se conoció a la campaña en búsqueda del Polo Sur, fue la respuesta del gobierno británico al llamado de Humboldt para establecer una red global de puntos de observación de geomagnetismo.

5. Conferencia de la German Association of Naturalists and Physicians, 18 de septiembre de 1828.

6. Rey Friedrich Wilhelm IV, citado en: Andrea Wulf (2015) The Invention of Nature. Vintage Books, New York, p333.