Escarabajos fruteros en México

Cuauhtémoc Deloya, Héctor J. Gasca-Álvarez, Armando Aguirre-Jaimes y Andrea E. Domínguez-Adame

En México, los adultos de los escarabajos fruteros son conocidos como “chimayates” (chimalli + mayatl= escarabajo con escudo) o “jicotes” (xicotli = abeja grande) (Morón 1997) y se encuentran incluidos en la familia taxonómica Scarabaeidae, subfamilia Cetoniinae. En América, los escarabajos fruteros o cetoninos incluyen siete tribus (Trichiini, Incaini, Valgini, Cremastocheilini, Goliathini, Gymnetini, Cetoniini), agrupados en 50 géneros con 305 especies. A nivel mundial se han descrito cerca de 3590 especies.

En México se presenta una alta diversidad, integrada por 31 géneros (62%) y 135 especies (44.2%), en donde se concentra el 21% de las especies endémicas, es decir, que son exclusivas para el país. Es importante resaltar que el 12 % de los géneros americanos solo se encuentran en México: Archedinus, Iridisoma, Lissomelas, Centrochilus, Chlorixante y Halffterinetis que incluyen ocho especies.

Dentro de nuestro país la distribución de los escarabajos fruteros es heterogénea, dos estados, Chiapas y Veracruz concentran el 33% de las especies; Oaxaca, Jalisco, Guerrero y Puebla 23%; Durango, Michoacán, Hidalgo, Nayarit, Morelos y México entre el 21 % y 15 %. Es importante resaltar que los escarabajos fruteros (Coleoptera: Scarabaeidae, Cetoniinae) se encuentra bien representados en la Zona de Transición Mexicana (sensu Halffter 1976), concentrando un número relativamente alto de géneros y especies, además como centro de diversificación genérica y específica en nuestro país.

La historia natural de este grupo indica una gran diversidad en sus hábitos alimentarios. Los adultos pueden alimentarse de escurrimientos azucarados de árboles y arbustos (por ejemplo la savia) o el néctar y polen de diversas flores e inflorescencias de plantas silvestres y cultivadas; frecuentemente se localizan en frutos dulces, suaves y jugosos; es muy común encontrarlos en los frutos de las “piñanonas”, también es común encontrarlos bajo cortezas de troncos secos o dentro de túneles en la madera infestada por termitas.

En cambio las larvas se desarrollan en troncos podridos, cavidades naturales de detritos, acumulaciones de desechos vegetales localizados debajo de rocas y troncos; además es posible encontrarlas en el suelo frecuentemente en acumulaciones de materia orgánica y en detritos de hormigueros internos y externos (Deloya y Morón 1997). Este tipo de hábitos hacen de los escarabajos fruteros organismos de importancia ecológica, debido a sus funciones de reciclaje de nutrientes así como visitantes florales. De esta manera, pueden ser considerados como modelos de estudio para el entendimiento de los patrones y procesos que determinan la relación insecto-planta, y su participación en las redes de interacciones tróficas dentro de un ecosistema.

En general, los adultos son de hábitos diurnos, activos principalmente en la mañana. Debido a su alta capacidad para volar, pueden maniobrar el vuelo empleando sus alas membranosas. Se pueden observar volando cerca de las flores, por lo cual pueden ser confundidos con abejorros. Para colectarlos, es necesario emplear trampas de fruta, en las cuales se coloca un cebo atrayente compuesto por fruta madura (“plátano macho” y piña) mezclado con cerveza, vino o levadura para acelerar el proceso de fermentación. Algunas especies pueden ser atraídas a la luz, aunque éste no se consideraría cómo un método de colecta adecuado para cetoninos.