La carrera por una vacuna esperanzadora

Sergio Albino Miranda y Diego Santiago Alarcón

Las vacunas han reducido la incidencia de enfermedades que, hasta hace algunos años, significaban un problema serio de salud pública. Su eficiencia ha sido puesta en entredicho debido a la existencia de mitos y especulaciones, según los cuales las vacunas suponen ciertos riesgos y efectos negativos. Sin embargo, estas afirmaciones (en su mayoría) son infundadas.

Palabras clave: ARNm, BNT162, Coronavirus 

La historia de la humanidad ha estado siempre acompañada por distintos episodios en los que una enfermedad infecciosa es capaz de diezmar pueblos enteros (ej. La peste negra o bubónica de la edad media, la gripe Española de la segunda década del siglo XX). Para contrarrestar estas enfermedades, el ser humano ha encontrado una protección en la inmunización. Las vacunas han aportado beneficios incuestionables, como el ahorro en el costo de los tratamientos, la disminución en la incidencia de muchas enfermedades infecciosas y una reducción en la mortalidad debido a éstas. Esto hace de la vacunación uno de los mayores avances en la salud mundial.

Las vacunas son productos biológicos utilizados para desencadenar una respuesta del sistema inmune y, además, producir una memoria inmunitaria contra ciertos tipos de gérmenes y las enfermedades que estos provocan (ver Glosario para definiciones). Para ello se estimula la producción de anticuerpos. Actualmente, las vacunas son cada vez más potentes, eficaces y seguras. Existen distintos tipos de vacunas, y su desarrollo está ligado a los avances científico-tecnológicos. Éstas se pueden clasificar en siete tipos diferentes, de acuerdo con su composición (ver Cuadro 1). 

De manera regular, la elaboración de las vacunas es un proceso complejo que puede durar entre 10 y 15 años. Esto es porque su producción debe cumplir con rigurosas pruebas, y a diferencia de lo que ocurre con los medicamentos, se requiere la participación humana en los ensayos clínicos desde las fases previas. Posteriormente, se solicita la autorización oficial de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) y de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA). Una vez autorizada, se lleva a cabo el proceso de desarrollo industrial y se pone a la venta.

La vacuna BNT162, desarrollada por Pfizer y BioNtech, rompió los esquemas convencionales al lograr culminar su proceso en menos de un año. Este logro pasará a la historia de la humanidad como uno de los avances médicos más importantes de los últimos años, el cual también se debe a la experiencia previa obtenida durante diferentes epidemias con otros coronavirus relacionados (ej. H1N1). Para poder llevarlo a cabo, se ha utilizado un nuevo enfoque, fabricando la vacuna a partir de ARN mensajero (ARNm). De esta manera, no se requiere contar con el virus atenuado para realizar los estudios, en su lugar se utiliza un pequeño fragmento de material genético que codifica una proteína estructural de la superficie del coronavirus. Dicha proteína es reconocida por el sistema inmunológico del huésped como extraña, lo que activa su sistema de defensa, y por tanto, queda preparado para atacar cuando ocurra una infección real (Figura 1).

El conocimiento previo del genoma de los diferentes tipos de coronavirus asociados a otras enfermedades, como el MERS o SARS, fue de gran utilidad para el desarrollo de la vacuna contra el SAR-CoV-2. La inversión económica que se recaudó por parte de distintos gobiernos alcanzó los 10 billones de dólares; además, 22 mil voluntarios en todo el mundo participaron en las tres fases de prueba. Estas fueron las tres claves importantes para que las autoridades sanitarias correspondientes, CDC y FDA, dieran la autorización de emergencia para el desarrollo exprés de la vacuna en los laboratorios (Cuadro 2). Quizá, lo que podría considerarse como un inconveniente sea que, al estar formada por ARNm, la vacuna requiere transportarse y conservarse a temperaturas criogénicas menores a -70 °C, lo que se convierte en un reto logístico, sobre todo en países en vías de desarrollo. 

Se requiere la aplicación de dos dosis para garantizar la inmunización. El laboratorio Pfizer estima poder producir 1,300 millones de dosis en este año, que serán distribuidas a países que realizaron compra anticipada. La alta demanda de vacunas en cada uno de los países, aunado con la desigualdad económica mundial, hace que se estime que hasta 2022 no podremos asegurar que la mayor parte de la población mundial cuente con la vacuna. Antes de tener acceso a esta, es necesario continuar creando conciencia y generar hábitos de higiene personal que puedan minimizar las probabilidades de contagio, (siempre usar cubrebocas, en especial en lugares cerrados, y de ser posible también usar pantalla o lentes protectores), así como atender las indicaciones sugeridas por las autoridades sanitarias (en particular desinfectar los zapatos al entrar a casa, la ropa de calle inmediatamente lavarla y bañarse antes de cualquier otra actividad en casa). 

 

Pie de figuras 

Cuadro 1. Clasificación de vacunas de acuerdo con su composición. Elaborado por: Sergio Albino y Diego Santiago. 

Figura 1. Explica el fundamento de la vacuna BNT162. Elaborado por: Sergio Albino y Diego Santiago. 

Cuadro 2. Comparativo entre el número de voluntarios y el tiempo en el que se desarrolla una vacuna promedio comparado con la actual vacuna BNT162. Tiempo expresado en años, y en el caso de voluntarios y placebos el número es expresado en miles. Datos tomados del portal de Pfizer y BioNtech. Elaborado por: Sergio Albino y Diego Santiago.

 

Glosario

  • Anticuerpo: sustancias segregadas en la sangre por células blancas (linfocitos) para combatir una infección viral o bacteriana, su producción es estimulada por la presencia de antígenos. 
  • Antígeno: Sustancia que se introduce en un organismo y que produce una respuesta inmunitaria, ya sea de forma natural cuando un cuerpo extraño (ej. patógeno viral) entra o de forma artificial a través de las vacunas. Las vacunas introducen intencionalmente en un organismo antígenos, los cuales generan una reacción del sistema inmunológico para la producción de anticuerpos que protegerán (inmunizan) al organismo en contra de patógenos específicos (ej. tuberculosis, influenza).
  • ARN mensajero (ARNm): Ácido Ribonucleico mensajero. Es una cadena de bases moleculares llamadas nucleótidos (Adenina, Timina, Guanina y Uracilo), la cual transfiere la información genética contenida en el ADN (Ácido Desoxirribonucleico) localizado en el núcleo de una célula, y la lleva a la fábrica de proteínas llamada ARN ribosómico.
  • Parásito: agente biológico que obtienen sus recursos para vivir de otros organismos; el parasitismo se define de manera general como una relación o simbiosis en la cual el parásito daña a su huésped (organismo al que infecta) o vive a expensas de él, y que puede generar enfermedad.
  • Patógeno (germen): es un organismo parásito, el cuál siempre genera algún tipo de enfermedad al huésped u organismo al que infecta.
  • Salud: es entendida como un estado completo de bienestar físico, mental y social (también conocido como homeostasis), y no solamente la ausencia de enfermedades. Por lo tanto, la enfermedad es la pérdida de la homeostasis o salud, y dicha pérdida puede ser generada por un patógeno.

 

Referencias Bibliográficas 

  • Centers for Disease Control and Prevention (CDC). https://www.cdc.gov/
  • Martínez-Mateo, P., Bustos-Fonseca, M. J., & Gil-Díaz, M. J. (2012). Actualización en vacunas. Teoría, realidades y mitos (I).SEMERGEN-Medicina de Familia38(3), 160-166.
  • Organización Mundial de la Salud (OMS). https://www.who.int/es
  • Pollard, A. J., & Bijker, E. M. (2020). A guide to vaccinology: from basic principles to new developments. Nature Reviews Immunology, 1-18.
  • Wadman, M., & You, J. (2017). The vaccine wars. Science 356 (6336), 364-365. DOI: 10.1126/science.356.6336.364