Predicción cumplida: otra pandemia

Rogelio Macías Ordóñez

Esta pandemia nos tomó por sorpresa, a pesar de que cada año se publican libros(1) y artículos(2) demostrando que pandemias virales tan devastadoras como las del pasado se pueden repetir en cualquier momento.

La familia de los “coronavirus” es responsable de aproximadamente el 30% de las “resfriados” estacionales que vivimos cada año. A este lo han nombrado SARS-CoV-2, y a la enfermedad que produce COVID-19.

Estudios muy recientes(3) demuestran que NO es resultado de manipulación genética o bioterrorismo. Al igual que otros, se originó probablemente por la transmisión de un virus de una especie silvestre (de murciélagos en este caso) a otra, y luego a seres humanos. Las condiciones para esto son óptimas en lugares como China, de alta densidad poblacional y con alto consumo de especies silvestres y domesticadas que naturalmente no conviven, pero que entran en contacto en granjas y mercados.

Los datos oficiales pueden ser confusos, incluso para quienes toman las decisiones importantes. En el caso del COVID-19 la información obtenida de la provincia China en donde inició la pandemia(4) indica que aproximadamente el 81% de los contagiados solo desarrolla síntomas ligeros, el 14% necesitó hospitalización, y el 5% necesitó además terapia intensiva. Solo el 2% de los infectados mueren, pero aún esta mortalidad es de 12 a 24 veces más alta que la del resfriado común. Los adultos mayores tienen más riesgo de morir (10-20%), mientras que en adultos jóvenes y niños la mortalidad es mucho más baja (menor a 0.5 %). Se contagia por inhalación u otra forma de contacto de las mucosas (boca, nariz, ojos) con fluidos corporales contaminados, gotas de saliva principalmente.

El día que este artículo se somete para su publicación, 31 de marzo del 2020, en México hay 28 muertes atribuidas al COVID-19, y el número se duplica cada 2 o 3 días. Si esta tasa de aumento exponencial se mantiene, pasaremos el millón de muertes a mediados de mayo. Uno en 100 mexicanos habrá muerto, y todos los sobrevivientes habrán conocido una o más víctimas. Afortunadamente esta tasa de aumento exponencial no suele mantenerse. Esto es por razones intrínsecas a la infección (por ejemplo, cuando ya muchos se han contagiado e inmunizado, el virus no encuentra tan fácilmente nuevas personas que infectar), o por medidas sanitarias que reducen la frecuencia de contagios. Sin embargo, SÍ podemos esperar de decenas a cientos de miles de muertes en los próximos meses. Si la gran mayoría de las personas se contagian y las tasas de mortalidad reportadas hasta ahora en China, Italia o España se repiten en México, podría morir el 10% de los adultos mayores de 65 años (más de 800 mil personas).

Las muertes reportadas representan solo una fracción de las personas contagiadas (el 2% según los datos en China), el resto (98%) se curan e inmunizan. El periodo entre los primeros síntomas y la muerte o curación es de alrededor de 16 días para este virus(5). Por otro lado el periodo entre el día de contagio y los primeros síntomas (llamado periodo de incubación, durante el cual ya somos contagiosos) es de unos 6 días. Sumando estos dos periodos y usando la tasa de mortalidad podemos inferir cuándo se contagiaron los que mueren hoy y cuántos ya se inmunizaron: por cada 2 muertes hoy, hay aproximadamente 98 personas más que también se infectaron hace 22 días, y ya sanaron y se inmunizaron.

El dato más mencionado por los medios y autoridades es el número de casos confirmados, resultado de pruebas de laboratorio que permiten confirmar o descartar que una persona está infectada por el SARS-CoV-2. Sin embargo el número de casos confirmados NO refleja la magnitud real del contagio en una población, veamos porqué:

Con aritmética simple podemos calcular que si en México se acumularon 28 muertes para el 31 de marzo(6), y éstas representan el 2% de los contagiados 22 días atrás, el 9 de marzo se habían contagiado ya unas 1,400 personas (28 dividido entre 0.02), de las cuales aproximadamente 1372 (98%) ya sanaron y son inmunes, y 28 (2%) murieron. La cifra oficial en México el 9 de marzo era de siete casos confirmados, ni siquiera el 1% de los más de mil que muy probablemente ya se habían contagiado en esa fecha. Si bien se ha criticado a países como México por aplicar pocas pruebas, tampoco los países que han aplicado muchas pueden conocer de esta forma la magnitud real del número de contagios. Las pruebas son una herramienta para detectar líneas de contagio y grupos específicos que aislar, pero representan una fracción muy pequeña de los casos reales.

Por otro lado, aún la proporción real de la población infectada actualmente es aun muy poca comparada con la que se infectará, incluso atenuando la velocidad de contagio. Esto es cierto también para los países que han logrado salir de la fase exponencial (“aplanar su curva”) pues de cualquier forma siguen aumentando sus contagios. La buena noticia es que la inmensa mayoría de las personas infectadas sobrevivirán, la mayoría sin mayores complicaciones. La mala noticia es que aun la baja proporción que muera será un número enorme.

Esta no es ni la primera ni será la última pandemia viral que viviremos. Cada año tenemos una o más influenzas estacionales, y cada 10 a 20 años una más letal (recordemos la H1N1 en 2009(7)). En la historia encontramos muchas pandemias devastadoras(8). Alrededor de 1918, el mundo vivió otra pandemia que mató un 3% de la población mundial (tasa de mortalidad muy similar al COVID-19), especialmente personas de 20 a 40 años, la Influenza Española(9). En México murieron unas 500 mil personas.

No sabemos hacer aún buenas vacunas contra virus. Por lo tanto nuestra única forma de reducir la mortalidad en una pandemia viral es controlar los contagios en un periodo más largo, y así no saturar los sistemas de salud que ayudan a los pacientes graves a no tener complicaciones letales. Esto también puede permitir que algunas personas o poblaciones completas no lleguen a contagiarse antes de que terminen los contagios. Sin embargo, hay preocupación fundamentada por los costos(10) de la medida necesaria para lograr esto: distancia social. Costos no solo económicos, sino en vidas humanas y tejido social que no hay manera de calcular con precisión aceptable. Ante la incertidumbre, hemos optado por enfrentar la tempestad apostándole a la distancia social.

Gastamos enormes recursos defendiéndonos de nosotros mismos, pero colapsan los castigados sistemas de salud, y mueren más personas por infecciones que por conflictos bélicos o criminalidad. Pasada la tempestad… ¿Seguiremos por ese rumbo?

 

Vínculos

(1) https://en.wikipedia.org/wiki/Deadliest_Enemy

(2) https://time.com/magazine/us/4766607/may-15th-2017-vol-189-no-18-u-s/

(3) https://www.sciencedaily.com/releases/2020/03/200317175442.htm

(4) http://rs.yiigle.com/yufabiao/1181998.htm

(5) https://www.nature.com/articles/s41597-020-0448-0

(6) https://ourworldindata.org/coronavirus

(7) https://www.who.int/csr/disease/swineflu/frequently_asked_questions/about_disease/es/

(8) https://www.france24.com/es/20200324-historia-pandemias-supervivencia-humanos

(9) https://www.cdc.gov/spanish/especialescdc/pandemia-influenza-1918/index.html

(10) https://www.infobae.com/america/mundo/2020/03/27/cuando-y-como-va-a-terminar-la-pandemia-del-covid-19-los-escenarios-posibles/

 

Figura 1. (página principal) Murciélagos para consumo en un mercado en Indonesia.

(fuente https://www.bloomberg.com/news/articles/2020-02-05/indonesia-s-scariest-market-takes-bat-off-menu-over-virus-fear)

Figura 2. Reporte periodístico de Influenza Española en 1918 con datos para la Ciudad de México similares a los de casos confirmados de COVID-19 en el país al día de hoy.

(fuente https://www.contrareplica.mx/nota-Gripe-espanola-virus-que-mato-a-500-mil-mexicanos20202033)

Figura 3. Distancia social. (fuente https://www.sciencemag.org/news/2020/03/we-are-social-species-how-will-social-distancing-affect-us#)

Figura 4. Los sistemas de salud rebasados.

(fuente https://m.rediff.com/news/report/medical-team-arrives-in-italy-to-test-stranded-indians/20200313.ht