Secuestro de carbono en los desiertos de México

Oscar Briones

Tanto la vegetación como el suelo de los desiertos y de cualquier ecosistema son sumidero naturales de carbono, debido a que tienen la capacidad de absorber el carbono presente en la atmósfera e incorporarlo en el ecosistema. De esta manera, es posible almacenar carbono que, de otra forma, estaría libre en la atmósfera. Esto es lo que se conoce como “secuestro de carbono“.

El conocimiento de cuánto carbono se almacena en los desiertos es muy importante debido a su relación con el cambio climático, particularmente con el incremento de la temperatura debido al incremento antropogénico del dióxido de carbono (CO2 ) en la atmósfera. El CO2 es el gas de invernadero más importante, que al absorber el calor de la superficie y re-emitirlo de vuelta, calienta la superficie del planeta.

La vegetación de los desiertos de México esta compuesta principalmente por matorrales y pastizales, mismos que ocupan más de la mitad del territorio del país, convirtiéndose en grandes almacenadores y reguladores del ciclo del carbono y del clima. Los matorrales cubren grandes extensiones de la península de Baja California y de las planicies y montañas bajas de Sonora, la mayor parte del Altiplano, las planicies costeras de Tamaulipas y Nuevo León y algunas porciones discontinuas de Hidalgo, Puebla y Oaxaca. Los pastizales son frecuentes en las regiones planas del noroeste de Sonora y occidente del Altiplano, desde Chihuahua hasta Jalisco y Guanajuato.

El suelo es el principal almacén de carbono en los matorrales y pastizales, representando desde 45% hasta 90% del carbono del ecosistema. El carbono almacenado en la biomasa de los tallos, hojas y raíces de las plantas de los matorrales y pastizales oscila entre 5.7 a 16.3 mega gramos por hectárea. Por esto valores, los matorrales y pastizales de México ocupan un lugar intermedio entre los ecosistemas de los desiertos y los del bosque tropical seco.

Desgraciadamente las actividades humanas a través de la quema de combustibles fósiles, producción de cemento y cambios en la vegetación han alterado los almacenes y flujos de carbono de los ecosistemas y son una de las causas que generan el cambio climático global.

Los matorrales y pastizales adecuadamente conservados y manejados pueden almacenar cantidades muy significativas de carbono en la vegetación y en el suelo. Por el contrario, la transformación de los matorrales y pastizales a tierras agrícolas y pecuarias, así como su abandono después de su uso, puede ocasionar la pérdida de la vegetación y del suelo, ocasionando la emisión a la atmósfera de una gran cantidad de CO2. Por eso último, los matorrales y pastizales de los desiertos se convierten en emisores, en vez de secuestradores de carbono. En México el cambio de uso de suelo de algunos matorrales y pastizales a vegetación perturbada, cultivos agrícolas y otros usos ha disminuido entre 30% y 70% el almacén de carbono del suelo. Afortunadamente, se tiene un alto potencial de regeneración natural. Aunque los estudios son escasos, se ha mostrado que la vegetación secundaria ha podido capturar casi 1.3 veces más carbono aéreo después de 30 años de recuperación, en comparación con la vegetación original.

A pesar de su gran importancia, existen grandes vacíos de información sobre la capacidad para secuestrar carbono por los matorrales y pastizales. Para incrementar el secuestro de carbono por la vegetación y así evitar la liberación de carbono a la atmósfera, debe incrementarse el apoyo a los programas de investigación y formación de recursos humanos en las instituciones públicas de investigación y de educación superior sobre los recursos naturales, la ecología y el medio ambiente. Así entonces, se aumentará la capacidad para valuar los efectos del cambio climático y del cambio en el uso del suelo en el secuestro de carbono en los desiertos de México.

 

Fotografías

1) Desierto del Valle de Tehucán-Cuicatlán

2) Desierto Chihuahuense